Trabajo como docente en una escuela técnica de nivel medio, con orientación en Comunicación Multimedial en la ciudad de San Luis. También me dedico al guionado de programas de radio, tv y webs.
Cuando iniciamos la implementación de la carrera, hace ya quince años, sabíamos que los avatares tecnológicos nos empujarían a tomar definiciones rápidas sobre el futuro laboral de los alumnos egresables. Me tocó planear e implementar acciones para realizar prácticas profesionalizantes y si bien muchos chicos desarrollan sus tareas en empresas del medio, el horizonte era amplio, tan amplio como la internet, como el mundo. Un técnico en comunicación multimedial puede desarrollar sus proyectos, poner en juego sus competencias profesionales, en cualquier lugar del mundo, sin salir de San Luis.
La primera apuesta fue capacitarme. La lectura de materiales online y en revistas especializadas me llevó a realizar un curso en el Centro de Teletrabajo y Teleformación de la UBA para comprender el que y el como del teletrabajo.
Posteriormente incorporé en mis temáticas áulicas actividades que le permitieran ver a los alumnos las posibilidades, mostrándoles algunos ejemplos. Un diseñador gráfico invitado explicó como trabajaba con una editorial de Buenos Aires en las portadas de algunos libros. Leímos sobre un grupo de realizadores de webs tenían clientes en Europa y nunca salieron del país. También vimos experiencias de secretarias que trabajan en sus casas con la agenda del gerente mientras cuidan a sus hijos.
Otra actividad que reitero año a año es una teleconferencia con la especialista Sonia Boiarov. Realizamos una conexión con Skype y ella da su “clase virtual” planteando la historia y evolución del trabajo, el nacimiento del teletrabajo, el contexto tecnológico, las posibilidades en nuestra rama laboral. Los alumnos hacen algunas preguntas y en clases sucesivas vemos más ejemplos y preparan modelo de empresa de servicios multimediales con clientes a distancia.
Similar actividad realice con un taller de adultos cuyo objetivo era lograr alfabetizarlos digitalmente en el uso de herramientas que permitan mejoras en la búsqueda de trabajo.
En el 2007 participé del Congreso Iberoamericano de Teletrabajo, en su versión virtual y junto a una colega, Norma Siccardi, redactamos un apartado de las conclusiones sobre las “pequeñas acciones” que deben hacerse a partir de la educación. Allí mencionamos que este tipo de actividades que realizamos en las escuelas como promoción de esta opción laboral no son medibles en resultados, en efectividad. Se hace necesario institucionalizar la temática, incorporar los contenidos, sobre todo en el marco del nivel medio y superior. La educación técnica, particularmente, debe abordar la problemática del teletrabajo posibilitando el conocimiento de los jóvenes que buscan egresar y buscar empleo.
Si los sistemas educativos están implementando en todo el país políticas de una computadora por alumno (modelo 1 a 1), se mejoran las condiciones de implementar en los currículos esta temática, internalizando la idea del teletrabajo en las diversas generaciones que transitan el sistema educativo.
“La educación es una práctica social y las nuevas tecnologías, su uso, los hábitos que conllevan pueden y deben ser enseñados a nivel masivo, desde el momento en que tienen un gran impacto sociocultural y una gran responsabilidad en la relación inclusión-exclusión en el mundo del trabajo actual”, escribimos en esa oportunidad.
CARLOS VERA DA SOUZA