Sí, todavía tiembla el Court Central de Roland Garros, el Philippe Chatrier fue testigo de una obra maestra, Stanislas Wawrinka fue Picasso, Michael Jordán, Schumacher, Maradona, Usain Bolt, Michael Phelps, pero sobre todas las cosas, se vistió de Roger Federer para repetir la hazaña suiza conseguida en 2009 por su majestad y convertirse en el 2do jugador de su nacionalidad en levantar este trofeo, a plena luz del día y a estadio repleto. Wawrinka, el hombre al que no le tiembla el pulso en los momentos importantes logro lo imposible, ganar Roland Garros (?) no, ganarle a Novak Djokovic, que esta vez no fue el quien escribió historia, fue por un 4-6 6-4 6-3 6-4 para la eternidad y declarar al mundo lo que todos vimos “jugué el partido de mi vida“. El suizo rompió estrategias, predicciones, teorías, hasta se salió de la lógica, pero sobretodo corto la racha de 28 partidos ganados de forma consecutiva por Nole y cumplió “el sueño del pibe”, a los 30 años se da el lujo de llegar a su 2da final de Grand Slam y ganarla, al igual que lo había hecho en el Australian Open 2014 frente a Rafael Nadal.
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