El fútbol argentino está lamentablemente inmerso en el mundo del “ojalá”. Todo se reduce a esta interjección definida por la RAE como el vivo deseo de que suceda algo (o no).
La semana pasada, la barra brava de Independiente hizo suspender un partido. Un grupo de delincuentes (que ni siquiera son hinchas de ese club) pone en jaque a una de las instituciones más importantes de la Argentina. El presidente Javier Cantero dice que no va a parar en su lucha. ¿Cuál es la respuesta del seno del fútbol? “Ojalá algún día pueda terminarse todo esto”. Sólo eso, un dicho.