“Después de haber tirado las fotos de Dorticós y de Fidel se produce un vacío. No levanto la cabeza, solo muevo mi Leica con un objetico de 90 milímetros. Entonces aparece el rostro severo, terrible, acusador del Che. Su expresión es tan impresionante que tuve una reacción de retroceso y, en la misma fracción de segundo apreté el botón… Esa es la foto… “
Alberto Korda