(Infografías: Taller 13)
La ciudad de México es un caos urbano, las zonas verdes se pierden cada día por la expansión de la mancha urbana y a las autoridades del Distrito Federal no les importa la preservación de las áreas ecológicas, al contrario, las entregan a asociaciones para construir viviendas de interés social. La capital mexicana genera 18% del Producto Interno Bruto del país, ocupa el segundo lugar en el índice de población con 8 millones 851 mil 80 habitantes (Censo 2010) y no logra crear los más de 200 mil empleos anuales que necesita para satisfacer la demanda del mercado de trabajo y la infraestructura urbana es superada por la demanda de servicios.
De manera afortunada, en la metrópoli las iniciativas ciudadanas han salido a defender la cosmópolis que fundó el sacerdote Tenoch en 1325 y lo que proponen es un cambio de mentalidad en la vida urbana, una ingeniería más acorde con los nuevos tiempos, en beneficio de los habitantes de una de las zonas más pobladas del mundo.
“Tenemos que hacer que la ciudad se ocupe menos de los vehículos, ¿qué tenemos que hacer para ser más felices? Dejar el coche. Un capitalino promedio se la pasa cinco años de su vida metido en su automóvil; dos horas y media diarias. Es ridículo que por un lado estemos esparciendo la ciudad, y por otro haciéndola más dependiente del auto”, dice en entrevista el arquitecto Elías Cattan (@eliascattan), que impulsa la transformación del Río la Piedad (cubierto desde 1952) con la finalidad de reproducir corredores biológicos, sustentables, con paisajes urbanos que ayuden a cambiar el aire de la ciudad y que no privilegien el uso de los automóviles.
El Distrito Federal es por genética una zona lacustre, los aztecas elevaron la Tenochtitlán sobre chinampas, pero ahora 12 de los 13 ríos más importantes los han transformado en canales de aguas negras. En su despacho Taller 13 Arquitectura Regenerativa, este profesor de la Universidad Iberoamericana dirige un movimiento nacional para concientizar sobre la importancia que los ríos tienen para los ecosistemas y la supervivencia de los habitantes. Con su proyecto Regeneración del Río la Piedad obtuvo una mención honorífica en la Fundación Holcim, uno de los premios más importantes de construcción sustentable. Sin embargo, considera que el cambio del paisaje urbano tiene que surgir de la sociedad civil organizada y no del gobierno del Distrito Federal, quien se encuentra atrapado en las “deudas políticas, económicas y acuerdos” que sostiene con empresas.
La ciudad tiene una artería vial muy importante que se llama el Viaducto, que pasa sobre el río La Piedad y lo que propone Cattan es desentubarlo a lo largo de 13 kilómetros de asfalto para convertirlo en un parque lineal. ¿Locura? “El proyecto cuesta mil millones de dólares, la mitad de lo que se va a invertir en la Autopista Urbana. Me resulta ridículo que el Gobierno del Distrito Federal diga que es costoso, pero que defiendan la Supervía que es de inversión privada. La regeneración del río la Piedad también puede ser de inversión privada, incluyendo el Metrobús que pasaría junto a este parque lineal”, añade desde una de las grandes mesas de su estudio ubicado sobre Amsterdan, en la colonia Condesa.
Puntualiza: “Hay que decirle al gobierno que ya no queremos más puentes viales ni segundos pisos; Guadalajara logró cancelar una autopista urbana y en el mundo ya las están empezando a quitar. Hay que decirle a las autoridades que es mejor la recuperación del espacio público y la implementación de sistemas de transporte alternativos. Yo quiero una ciudad que tenga corredores biológicos y que podría resumir en lo que dice un amigo: más verde, más azul y más bicis”.
De lo que se trata es crear un circuito de agua con parques lineales de 13 kilómetros que hagan atractivo al Viaducto y que genere, a su vez, un microclima templado en cinco delegaciones del poniente y oriente por los que pasa este causal de aguas negras. Y no sólo eso, es un plan piloto que ayudaría a resucitar a los ríos Consulado y Churubusco que también tienen un causal moderado por lo que no representa riesgo el que corran a cielo abierto “y para ello habría que evitar que las descargas domiciliarias sigan contaminándolos. Pero Cattan insiste, el cambio no debe llegar del gobierno, urge que la sociedad se organice para que los cambios se den.