Por: Fabricio Portelli
El vino se ha creado su propio espacio. Tintos y blancos ganan protagonismo y hoy se dan el lujo de irrumpir en el sector de la estética y las terapias corporales.
En el año 4000 a.C., con la aparición de la vinicultura (y los poderes que a ella se le atribuían) en la Antigua Grecia, se adoraba con fiestas y ceremonias a lo largo de todo el año al dios de la vid y el vino: Dionisos, hijo de Zeus. Para sorpresa de muchos, en aquella época no sólo se bebía vino por placer, sino también con fines medicinales, ya que se le otorgaban cualidades curativas tanto para el alma como para el cuerpo. A pesar de que hace apenas dos décadas esto hubiera parecido absurdo, algo bastante similar a aquellas prácticas se recrea al compás de las principales tendencias rejuvenecedoras en spas y centros de belleza en todo el mundo, y lleva el nombre de “vinoterapia”.
El gran descubrimiento de las propiedades benéficas de la uva para la salud reside en que su piel, así como también la pulpa y las semillas, contiene polifenoles: sustancias químicas antioxidantes que ayudan a las células a regenerarse, liberan la piel de las células muertas, protegen las fibras de elastina y son colágenas, entre otras propiedades. Además, quedó científicamente comprobado que estos tratamientos son mucho más eficaces que los clásicos con vitamina E para frenar la acción de los radicales libres, moléculas de gran poder reactivo responsables de más del 80% del envejecimiento prematuro.
Los primeros en experimentar el método de la vinoterapia, en 1999, fueron los franceses Mathilde y Bertrand Thomas, fundadores de Caudalie, en Bordeaux, Francia. Este imperio tiene sedes en las ciudades más importantes del mundo, entre ellas en el impactante hotel de la bodega Marqués de Riscal, proyectado por Frank Gehry, el arquitecto que trepó el tope de la fama luego de diseñar el Museo Guggenheim de Bilbao. Además de practicar baños y masajes, entre otros tratamientos con vino y distintas partes de la uva, Caudalie posee su propia línea de productos cosméticos que tienen como protagonista el poder anti-age de la vid y el vino.
La ruta en la Argentina
Como no podía ser de otra manera, la novedosa técnica se abrió paso entre los diversos atractivos de la provincia argentina vitivinícola por excelencia: Mendoza. Así y todo, los spas que la practican son nuevos o están a punto de abrir en las más distantes zonas vitivinícolas del país, desde Salta hasta San Patricio del Chañar, en Neuquén.
Para empezar, está el Cavas Wine Lodge, enclavado en el corazón de 14 hectáreas de viñedos junto a la Cordillera de los Andes, en la localidad de Agrelo. En su spa se practica la “vinoterapia completa”, que consta de cuatro etapas llevadas a cabo a lo largo de dos horas y media. El primer paso es la “exfoliación”, que se realiza con una crema a base de Malbec y pepitas de uva y elimina la capa de células muertas de la piel. Luego sigue el “baño de Bonarda”, con aceites esenciales de uva y extractos de esa variedad, que tiene como fin estimular el sistema circulatorio. Luego se lleva a cabo la “hidratación”, de acción revitalizante, con una crema nutritiva a base de Torrontés, y por último se realiza un reconfortante masaje de cuerpo completo con aceite de uva.
En el corazón de la capital mendocina se sitúa otra de las propuestas más atractivas, el Kaua Club & Spa del Park Hyatt Mendoza. En conjunto con un laboratorio local han desarrollado una línea de productos cosméticos “para respetar la naturaleza de la piel y el pelo”, como es el caso de los shampoos Vino Rojo y Vino Blanco, recomendados para cabellos grasos y secos, respectivamente, y la crema de enjuague Vino Rosado, todos elaborados con ácidos de la uva, que actúan como antioxidantes y respetan el pH natural del cuero cabelludo. Kaua también ofrece una amplia lista de tratamientos, tanto faciales como corporales.
Hacia otros rumbos
Ya hacia el norte del país, otro de los wine spas más importantes de la Argentina está en las afueras de Cafayate, provincia de Salta: se trata de Patios de Cafayate Hotel & Spa, emplazado en la finca de Bodega El Esteco. Aquí, en el corazón de estos valles, se ha logrado fusionar la vinoterapia tradicional con tratamientos ancestrales de la cultura Calchaquí, incorporando productos naturales tales como los cereales andinos, la quínoa, el algarrobo, el molle, la sal proveniente de la Puna, los derivados de la leche de cabra y la arcilla extraída de las montañas aledañas. Entre la amplia variedad de terapias que se ofrecen, se destaca el “baño en tonel”, en el que el agua burbujeante con Cabernet Sauvignon permite que la piel absorba los polifenoles presentes en el hollejo y la pulpa de la uva, esto produce un estado de relajación que mejora la circulación y deja la piel hidratada y suave. Otra opción es la “envoltura de arcilla y vino”, un masaje corporal con dígito presión en el que se aplica arcilla volcánica de la cordillera de Los Andes mezclada con derivados de la uva que mejoran sustantivamente la textura de la piel.
En la otra punta del mapa, en la Patagonia, más precisamente en la neuquina San Patricio del Chañar, se encuentra Valle Perdido Wine Resort que cuenta con un spa que ofrece todo tipo de tratamientos basados en la vinoterapia, además de sauna, masajes y ducha escocesa. Lo más interesante es que el Wine Resort se encuentra en el mismo edificio que la Bodega, lo que crea un ambiente integrado que permite visitas a la sala de barricas desde el estar, o a los viñedos desde las habitaciones.
Queda claro que la vinoterapia está en pleno proceso de expansión, es cada vez mayor la propuesta tanto a nivel mundial como local. Además, resulta asombroso pensar que al tiempo que los métodos de estética y salud evolucionan constantemente gracias a los avances en el campo de la tecnología y la medicina, haya surgido esta práctica milenaria como una exitosa alternativa ¿Será que terapias eran las de antes?
Spas urbanos con vinoterapia
En la city porteña también hay opciones, ya que dentro de prestigiosos hoteles la vinoterapia se procuró sus propios oasis.
El Health Club del Four Seasons es un ejemplo. Entre los masajes y tratamientos faciales y corporales se destacan la “limpieza y pulido corporal con fango termal” y la “máscara corporal de vino”, que está fundamentalmente destinada a proteger la piel de los agresores ambientales. Este método antioxidante comienza con una limpieza corporal con semillas de sésamo natural, que produce una acelerada renovación celular al eliminar la capa de células muertas. Luego se aplica la máscara de vino, rica en vitamina E, que le otorga a la piel firmeza y nutrición dejándola más elástica.
Otro caso es el del Health Club Fitness & Spa ubicado en el Hotel Hilton de Puerto Madero. Allí, el paquete denominado “vinoterapia” tiene una duración aproximada de tres horas e incluye sauna finlandés, hidromasaje con ozonoterapia para las mujeres y sauna seco en el caso de los hombres, scrub e hidratación corporal al Malbec, shock hidratante para el cutis de la cara también al Malbec y una sesión de oxigenoterapia. El tratamiento comprende una limpieza facial con máscara hidratante de Malbec, rica en taninos, polifenoles y alfahidroxiácidos. Finalmente, se protege la piel con la aplicación de un activo anti-age con efecto regenerador. Para la terapia corporal, se lleva a cabo en primer lugar una scrub con partículas de urea y extracto de vino, y luego se realiza una hidratación corporal para lograr la desintoxicación y nutrición de la piel.