Muchas veces dicen que en el voley no se corre riesgo físico severo más allá de algún que otro problema de rodilla (tendinitis), hombro (en el manguito rotador), esguince de tobillo o luxación en los dedos. Mejor no recordemos una de los peores situaciones en el voley argentino con la lesión del, por entonces, excelente opuesto brasilero Rodrigo Juliani (campeón con Olympikus de Azul) en 2001 cuando sufrió la fractura expuesta de tibia y peroné de su pierna derecha, imagen transmitida por Tyc Sports, un día de semana por la noche, en cancha de Ferro. Ufh, qué escalofriante haber escuchado los gritos de ese pobre sujeto. Bien, si bien este deporte no se caracteriza por la violencia y la fricción, en varias oportunidades nos hemos encontrado con varios pelotazos que, por lo menos a mí, nos arrancan una gran sonrisa…y algún diente también, je. Por cierto, he sufrido varios de estos bochazos en la jeta, ¡eh!