Hay un grupo de empleados con baja performance que es especialmente difícil de manejar, y son aquellos con fantásticas cualidades técnicas pero pésima actitud. Los llamo “Terrores Talentosos”, y son un drenaje de energía no sólo para los líderes que los gestionan. Porque todas las cualidades del mundo no son suficientes para compensar el hecho de trabajar con alguien que genera conflictos, chismes, o engaños, continuamente dejando al resto del equipo la tarea de recomponer la situación.
Es por eso que en uno de nuestros estudios sobre más de 70 mil empleados y ejecutivos, el 87% dijo que trabajar con personas de bajo desempeño les hacía querer cambiar de trabajo, mientras que el 93% dijo que esa experiencia produjo una reducción en su propio desempeño. Los “terrores talentosos” reducen la moral y la retención de prácticamente cada persona en la organización. Y si bien el dicho “no puedes cambiar la actitud” conlleva algo de verdad (muchos terrores talentosos han estado haciendo honor a su mala actitud desde que nacieron), es posible obtener el beneficio de sus grandiosas cualidades técnicas y, al mismo tiempo minimizar el impacto negativo de su actitud, enfocándose en cambiar los comportamientos del lugar de trabajo que dan como resultado esas malas actitudes.