30. La carta del adios

Fiske Menuco, 15 de abril de 2013

Querido Santiago:

                               Te escribo esta carta porque es la única forma que me escuches de verdad. Intenté muchas veces hablar con vos pero siempre termina todo igual; yo me pongo a llorar desesperadamente y vos, que sos un cobarde especializado en el maltrato emocional, decís que lo vas a pensar y que te de unos días para pensarlo. ¿Pensar qué? ¿Cómo sacarme de encima tuyo? ¿Cómo borrarme de tu vida? O ¿qué hacer para que la culpa no te carcoma? Una amiga me dijo que los culposos en algún momento se dan vuelta y pasan a ser un cacho de hielo, unos insensibles del orto y que pueden estar cortándote un dedo que ni se inmutan. ¿Eso querés, cortarme un dedo? Continuar leyendo

26. El mito de la media naranja

Amores sepias

Capturados por la tierna imagen de nuestros abuelos o estafados por los finales felices de las películas, desde hace siglos que venimos atribuyéndole a las parejas armónicas y sintónicas una preponderancia suprema. Los patrones de la normalidad vienen dictaminando que una pareja “bien vista” es aquella que no se lleva más de dos o tres años y que mientras uno trabaja el otro cría a los hijos. Pertenecer al mismo barrio o clase social daba ciertas garantías de supervivencia amorosa, mismos gustos por los compromisos familiares y por los lugares de vacaciones. Con la llegada de la globalización cada vez queremos saber más, probar más, investigar más. La pantalla nos muestra otros mundos, otros modos de relación y otras formas de vincularnos. Continuar leyendo

22. Los tres mitos del amor

A Tonino Carotone

 

A propósito del día de los enamorados elegimos tres de los seiscientos cincuenta mitos que forman la parábola del amor, entendiendo como amor según el Diccionario del Diablo de Ambrose Bierce: “Insania temporaria curable mediante el matrimonio, o alejando al paciente de las influencias bajo las cuales ha contraído el mal. Esta enfermedad, como las caries y muchas otras, sólo se expande entre las razas civilizadas que viven en condiciones artificiales; las naciones bárbaras, que respiran el aire puro y comen alimentos sencillos, son inmunes a su devastación. A veces es fatal, aunque más frecuentemente para el médico que para el enfermo”. Continuar leyendo

20. Los Caracúlicos

“El espejo no tiene la culpa de tu cara”

 

Liliana Felipe

 

La invención del rostro

Hay personas, que en la repartija de rostros, no fueron favorecidas, y así como el lindo obtiene beneficios gracias a su cara, el fulero sufre, silenciosamente, algunos daños colaterales. De todos modos, a lo largo de los años, uno va teniendo la cara que se merece. Los modos de vivir van estilizando nuestros rostros y de acuerdo a cómo uno se pare frente a la vida, tendrá la cara que se merece. Continuar leyendo

19. El habito de mentir

“Ningún mortal puede guardar un secreto.

Si sus labios guardan silencio, habla con sus dedos;

la traición es exhalada por cada uno de sus poros”

Sigmund Freud

 

1)      ¿Por qué mentimos?

Nuestra vida cotidiana está plagada de mentiras. Diferentes situaciones de nuestra semana nos invitan a mentir. La mentira está al alcance de nuestra lengua por lo menos cuatro veces por día y oímos más de doscientas sin saber que son mentiras. Mentir, para muchos, es tentador, es tomar por el atajo, esconderse en sí mismo, contraer una deuda. El que miente se endeuda consigo mismo y la soledad se encarga de recordárselo. Continuar leyendo

5. El pollerudo

Salir con muchas para no estar con ninguna

El pollerudo es el típico pistolero converso. Después de probar con muchas mujeres que no lograron engramparlo termina enganchándose con una muchacha apocopada que lo clava en el lugar de la pasividad como un alfiler al telgopor. El conquistador compulsivo lejos de ser la admiración de sus amigos es una persona solitaria y con cierta fobia al compromiso. Después de todas, termina con “la” única. En España, les dicen “Juan Bragazas”, en México “maridazos” y en Colombia “mamelucos”. Continuar leyendo

3. El celoso papafrita

No hay nada más incómodo para el universo que ser celoso. Se pierde mucha energía, ganás en creatividad pero perdés en tranquilidad. El hombre celoso se convierte en un petit paranoid de la vida cotidiana de su pareja.

Es invasivo, controlador y -lo que es peor- la mayoría de las veces queda pagando. Busca donde no hay y escucha lo que no se dijo.

Conforme avanzan los meses, el celoso se convierte en un cineasta, un excelente imaginador de situaciones que podrían pasar… pero no pasan. O mejor dicho, ya pasaron.

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