57. Los amigos, esos socorristas del amor

“Del infierno se sale mirando al cielo”
Vicente Zito Lema
 

Lo peor del abandono es la sensación de desamparo. La muerte, al lado del desamparo, es una pluma en la planta del pie. El miedo no es a la muerte, es al desamparo. El abandono es arena en los ojos donde pareciera que el oxígeno huye con la ausencia. Quedarse solo es ver como el globo se desinfla, como el helado se derrite y como se te inunda la carpa. Continuar leyendo

53. Las 50 preguntas más comunes del amor

escudo azul

Tanto por euforia como por disforia el amor se hace presente (o ausente) en nuestra vida cotidiana a través de preguntas que en su gran mayoría no tienen respuestas y, cuando aparecen, enturbian el pensamiento y manosean las emociones porque como decía Blanchot “la respuesta es la desgracia de la pregunta”. Continuar leyendo

50. ¿Vale la pena casarse?

“Las etapas más felices en la pareja son
antes de conocerse y después de separarse”.
Osvaldo Acedo
 

Dicen que el matrimonio es una institución, a una institución se la relaciona con un establecimiento, un establecimiento remite a lo establecido, lo rígido. Las cosas rígidas cumplen la función de no dejarse vencer, es decir, no admiten ningún tipo de transformación. Lo establecido marca pautas de funcionamiento y comparte protocolos de adecuación a la vida cotidiana. La iglesia y el Rotary Club aportan la tinta del papel prensa de lo legal, desconociendo lo legítimo. Continuar leyendo

47. ¿Vale la pena enamorarse?

Enamoramiento:
Dícese del sentimiento opuesto al amor,
en el que solés andar medio pelotud@.

 

El enamoramiento a la larga humilla. Es un vil ladrón de energía. Dejás de rendir en tus espacios cotidianos para rendirte a los pies de alguien que tiene fecha de vencimiento. El enamorado se enamora de alguien que su sola presencia deja entrever la amenaza de una ausencia. Digámoslo así: El enamorado es un ludópata que está dispuesto a perderlo todo por el simple hecho de sentir la adrenalina del destino incierto. Continuar leyendo

46. La mirada y la mentira

“Es gibt nichts realer als eine Lüge”.
(“No hay nada más verdadero que una mentira”).
F.L, 1999

No se miraban demasiado porque para ellos mirarse era una forma de hablar. Y esa mirada los nombraba, era una mirada con voz propia. Para hacerse oír. Una mirada que no pensaba, se paraba en un rincón de la casa viendo pasar lo que pensaba, pero sin pensar lo que veía (1) y cuando los visitaba en un sueño les decía que si, que ella les mentía; y que mientras les mentía les iba diciendo lo que no podían escuchar. Les subtitulaba la verdad porque entre mentira y mentira, les decía la verdad entre líneas. Continuar leyendo

45. Estar solos

“Lo que sea que elija cuesta lo mismo”
The Cure, Killing an arab.
A propósito de El extranjero de Albert Camus. 
 

1) Estar en el espacio

En la soledad los espacios se reducen. Todo parece más chico: los pensamientos apuntan a las ganas inverosímiles de que algo diferente ocurra. Estás solo y estás con una parte tuya que no te gusta, una parte que te recuerda lo mucho que duelen las ausencias, un lugar de tus rincones emocionales que miran desde un ángulo penumbroso cómo las faltas te llenan la soledad de vacío. Cuando estás solo late un monólogo como marcapasos, querés callarlo pero él te lleva a la orilla de esa ausencia. Una energía se libera y convierte en seda lo que vos creías un dique. Te reprochás no haber frenado el dulce pulso de la incertidumbre, un latido que cerraba las compuertas de las cosas más simples. Continuar leyendo

42. Las reventadas

La fauna amorosa

La jungla de los sentimientos desencontrados convoca diferentes especímenes que aúllan bajo la luna sus deshonradas catarsis. Vuelan y retozan alrededor del pantano: el pollerudo, la mosquita muerta, el conquistador compulsivo, la llorona, el paganini. Etiquetas que se pegan en nuestra cara para que el otro no se angustie si no sabe dónde encasillarnos. Todos necesitamos una etiqueta en la cara del bolud@ que nos mira. Continuar leyendo

40. Fase 3: El amor coleccionista

Hoy me levanté con mucha resaca. Últimamente la cerveza me trata mal, me codea la cabeza y me pellizca el hígado. Me cuesta abrir los ojos y sobre todo recordar qué hice cinco horas antes. Recuerdo que tipo diez de la noche pasé por lo del Bichi a comer una milanga y a tocar un poco la viola, de ahí arrancamos para una de esas fiestas de música latina. Hicimos una apuesta: el primero que se comía a una gorda, en la próxima salida, no pagaba un solo trago. Continuar leyendo

36. El proceso del duelo amoroso

Ya está bien, es suficiente. Demasiado tiempo solo. No doy (ni recibo) más. Estoy triste y desalentado. Ya pasó más de un año y esto en la garganta me sigue y me persigue. ¿Qué carajo es estar solo? Sentís que se te viene encima un nuevo fin de semana y te gustaría detener el tiempo en un frasco. La mayoría de la gente me tiene lástima, y sobre todo los que están en pareja, odio esas mesas para cuatro cuando somos tres. Trato de no tocar el tema pero en algún momento el Sr. Malbec destraba esa maldita evitación y arranca la catarata. Que jugó conmigo, que no tiene corazón, que las pocas veces que nos vimos en el último año me miró con pena y que odio que se haga la macanuda. Continuar leyendo

34. Receta para infieles

La prehistoria

Los que se habla sobre la infidelidad va por un lado y los que se hace con los cuernos va por el otro. Es una acción donde rara vez lo que se dice coincide con lo que se hace. Hace siglos, al ser infiel, se le busca el antídoto adecuado pero sin obtener ningún tipo de éxito. Hay casos donde la infidelidad es un problema de uno y hay otros donde es un problema del otro. ¿Por qué será que algo tan cuestionado por la mayoría tenga tanta añejidad? Narcisismo al margen, ¿es tan importante como dicen? O puertas adentro salta la posta, que en general es mucho más grave. ¿Y si no salta? Continuar leyendo