¿La cábala es del judaísmo?

Uno de los vicios que enfrenta hoy el estudio de la cábala es que muchas entidades decidieron “mercantilizar” el concepto y lo trivializaron, lo vaciaron de contenido.

Tal vez uno se tope en algún momento con algún folleto de un “cabalista”, de alguien que propone resolver problemas a través de sus conocimientos de cábala.

Esto, aunque pueda parecer tentador para alguien que esté sumido en una angustia profunda, va en contra de la esencia misma de la cábala. La sola presencia de ese intermediario nos habla de que no habrá ningún nivel de recepción.

A lo largo de la historia, hubo diferentes subculturas alrededor de esta disciplina. Decir “cábala” significó diferentes cosas en distintos momentos.

Independientemente de las escuelas hermenéuticas (es decir, de las que se apoyan en la interpretación de textos), hubo épocas en que además de ser una práctica oculta y hermética, estaba desprestigiada, degradada. Incluso, los eruditos, los sabios, los hombres de la fe y de la ley, solían dedicarle miradas de soslayo. No era una corriente mística, sino pura superstición, para el vulgo, para los ignorantes del pueblo.

¿La cábala es del judaísmo? Originalmente, sí. Esto no equivale a decir “la cábala es exclusiva del judaísmo y reservada sólo a los judíos”.

Su sabiduría es una apertura a la dimensión universal de lo espiritual. De todas maneras, hay una cábala cristiana, gnóstica, masónica, entre otras aplicaciones de su saber, por citar sólo algunos ejemplos.

Otra gran pregunta: ¿El misticismo sólo se corresponde con la cábala? En este caso, el “no” es rotundo. Las corrientes místicas son muchísimas y, es llamativo, suelen tener demasiadas cosas en común, independientemente del contexto de la tradición, la religión o la cultura en que se haya producido cada abordaje. La cábala es el canal místico que desarrolló el judaísmo en particular, su puerta de entrada a ese tipo de disciplinas, su gran autopista.

¿Ser judío, entonces, es garantía de éxito para iniciarse en el mundo de la cábala? También podemos hacer la misma pregunta formulada desde otra perspectiva: ¿Puede un no judío tener éxito en sus intentos de aproximarse a la cábala? Nadie tiene garantía de nada, pero todos están invitados a hacerlo. No importa a qué religión pertenezca, qué niveles de tradiciones cumpla (dentro del judaísmo, por ejemplo, podría decirse que prevalece el prejuicio de que la ortodoxia observante, más cercana a los antiguos cabalistas tradicionales herméticos, tiene mayores posibilidades de suceso que los progresistas liberales y laicos que apenas respetan alguna norma) ni a qué corrientes suscriba. La garantía proviene de otros elementos, que van desde cuestiones personales (sensibilidad en la apertura, momento de la vida, situación por la cual se interesó en iniciarse en el mundo de la cábala), hasta la esencia de la persona del maestro elegido.

Si el judío tiene alguna ventaja en este terreno es el hecho de haber nacido con referentes y referencias culturales de origen. Sólo eso. Es equivalente a lo que ocurre en cualquier plano de la vida con las virtudes.

Algunos tienen el beneficio de nacer en el seno de una familia que despierta vocaciones. Una persona cuyos padres son pianistas virtuosos, sus abuelos músicos destacados y sus tíos concertistas de primera línea, si está interesada en el universo de la música, tiene un espectro de valores, de modelos, de ejemplos… Sin embargo, eso no le garantiza tener éxito o poder hacer una carrera operística.  Además de los referentes de familia, necesita hacer su propio recorrido, detectar su propio talento. Se da frecuentemente el caso de que muchos vienen dotados de origen pero son incapaces de bucear para constituir su propia identidad, mientras que otros, que no poseen la semilla matricial, tienen la capacidad de armar un detector y de poder hacer una búsqueda más completa.

 

La cábala y sus categorías

Existen varias maneras de “categorizar” la cábala. Una división puede hacerse entre cábala filosófica y cábala práctica.

- Cábala filosófica. Es la que recuperan pensadores o referentes a partir de la corriente conocida como “sabiduría judía”, iniciada a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX en Alemania y que luego se extendió a otros países de la región. Básicamente, utilizaban una síntesis entre la visión tradicional y las ciencias sociales de la academia para abordar temas relacionados con el judaísmo.

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Ejercicio: Estar con uno mismo

El camino a la iniciación no es para impacientes. ¿Con quién se puede hablar para que me instruya, para empezar con esta disciplina? El primer encuentro recomendado es… ¡con uno mismo! Es la primera variable a conocer, la que permite obtener una referencia inicial, la que habilita para después, sí, contactar a un maestro y no quedar atrapado por él. La que evita que la participación de una comunidad de referencia no termine siendo la cooptación por parte de una secta.

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Cábala abierta

Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, qué sentido tiene todo, por qué nacemos, por qué morimos…El proceso para dar respuesta a esas preguntas es cultural. Existen diferentes andariveles para poder transitarlo, todos válidos, lícitos, auténticos, que, sin establecerse en jerarquías, se complementan y pueden obtener sinergias. Existe, por ejemplo, el plano religioso, al que apela muchísima gente cuando aparecen estas angustias. De hecho, hasta la fecha y a diferencia de lo que muchos creen, la cábala formal nunca se desarrolló fuera del marco religioso, en este caso, del judío. No son pocos los que dicen: “A mí me encanta la cábala, pero no me interesan los preceptos”. Es una posición excelente, válida, interesante. Pero que está desnaturalizada respecto del abordaje que la religión judía y que los maestros de la cábala en el marco de esa misma creencia, alimentaron a lo largo del tiempo.

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Ingresar en el camino de la Cábala

La cábala suele ser víctima de dos procesos. Uno, el que la convierte en algo críptico, aislado, destinado a un grupo de místicos, estudiosos o eruditos que lo preservan y que impiden el acceso. Otro, el que la trivializa, el que la liga a referentes del mundo fashion para difundirla, el que la liga con la new age, el esoterismo y la espiritualidad para que se “venda” más. Como esos folletitos que reparten en la calle donde se ofrece, por poco dinero, “cábala y tarot”, como si fueran dos servicios coligados a una misma idea.

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Qué es la Cábala

La palabra “cábala” proviene del hebreo “lekabel”, recibir. En ese idioma, la raíz de las palabras, llamada shóresh, se concentra casi siempre en las tres consonantes centrales (en algunas ocasiones, excepcionales,en cuatro).

En este caso, se trata de las letras “kuf”, que actúa como nuestra “c” o “k” (por eso, muchas veces se escribe “kabala” o, en su versión en inglés, “kabbalah”), “bet”, equivalente a la “b” del español y “lamed”, la “l”. De ahí, la traducción más directa que podría pensarse para “cábala”, tanto si analizamos el hebreo antiguo, que estaba reservado para una eli16 te estudiosa, como el hebreo moderno, generalizado a partir de la creación del Estado de Israel, cábala significa “recibo” o “recepción”.

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