Por: Agostina Fasanella
Vivimos en permanentes comunicaciones externas e internas y todas ocurren en simultáneo. Cuando hablás con alguien también te hablás a vos mismo y eso influye en la comunicación, a su vez, la persona que tenés enfrente se está diciendo cosas a sí misma mientras te escucha. De este ejemplo es que siempre digo que la comunicación humana es tan compleja que me sorprende que dos personas podamos entendernos.
El verbo comunicar proviene de la palabra latina communicare, que significa compartir información, difundir, impartir, y esta a su vez de la palabra communis que significa común, mutuo.
Cuando nos comunicamos pretendemos poner en común algo, ya sea información, ideas, objetivos, etc. Pero la mayoría de las personas cuando buscan comunicarse se enfocan más en lo que tienen que decir que en poner en común. Este poner en común implica que es importante exponer y explorar. Si pretendemos una comunicación asertiva necesitamos apelar a estas dos cuestiones por igual y tener en cuenta los siguientes puntos:
1. Elegir el momento, el lugar y el canal adecuado para comunicar.
Lo que tenés que decir muchas veces puede caer diferente según el contexto. Si querés pedir un aumento en tu trabajo no es lo mismo hablar con tu jefe ambos sentados y creando un ambiente distendido, que agarrarlo 5 minutos antes que entre a una reunión o se esté yendo de la oficina. El contexto influye muchísimo cuando buscamos un resultado determinado con la conversación que planteamos. Es importante tener esto en cuenta, sobre todo si tenés la tendencia de ser ansioso, muchas veces la ansiedad juega una mala pasada y hace que ganen las ganas de sacarte esa conversación de encima pero no te permite ver si el momento, lugar y canal son propicios.
2. Pensar antes de hablar.
La mayoría de las veces hablamos para contestar y estamos tan inmersos en esta cuestión que mientras nuestro interlocutor expone ya estamos pensando en lo que responderemos. Cuando esto sucede nos perdemos una parte de la comunicación. Si pensamos en lo que nos dicen tenemos la chance de adecuar lo que diremos al interlocutor, permitiéndonos expresar clara y completamente en lo que queremos decir.
3. Explicar la intención en la conversación.
Aunque este punto pueda parecer obvio, es importante recordar ¿para qué nos reunimos? y unificar criterios en cuanto a la intención que tenemos al conversar de lo que estemos conversando. Muchas veces damos por obvio y pensamos que el otro tiene la misma intención que nosotros. Con solo mencionar el sentido del encuentro podremos establecer reglas claras para una comunicación más efectiva.
4. Recordar que la forma de decir las cosas es tan importante como lo que se dice.
Como ya vengo diciendo, la comunicación ocurre en el decir y el escuchar, a esto le agregamos el cómo. Los tonos son sumamente importantes pues muchas veces nos ayudan a enfatizar lo que estamos diciendo. Nuestros gestos también comunican, si una amiga me pregunta si tengo ganas de ir al cine y mi respuesta es “Sí”, no será lo mismo si le contesto entusiasmada y sonriendo, que si antes del “Sí” agrego un suspiro.
5. Verificar cómo se ha captado el mensaje.
Siempre sugiero que antes de finalizar la conversación haya un espacio de feedback (retroalimentación) en el cual una persona pueda decirle a la otra lo que ha escuchado y lo que le ha quedado de la conversación. Esto evita que la relación se desgaste y nos abre la puerta a escuchar más efectivamente pudiendo corregir aquellas cosas que “escuchamos mal”.
6. Ser flexibles a la situación que se genere durante el diálogo.
Es fundamental tener en cuenta que las conversaciones son como una danza en pareja, sabemos en qué punto del salón comenzamos a “bailar” pero no sabemos dónde terminaremos nuestros pasos. Si, en una conversación, estamos esperando que suceda algo determinado nos perderemos de la conversación, transformando la charla en un ring en el cual ganará “el más fuerte”. Esto es fundamental para mantener la comunicación en conversación y no en pelea.
Las comunicaciones son sumamente importantes
para todas las áreas de nuestras vidas, pues
la calidad que obtengamos en nuestras conversaciones
determinará la calidad de nuestras relaciones.
Cuanto más podemos conversar,
más fortalecida se verá esa relación.
Y como dijo Peter Drucker: “Lo más importante de la comunicación es escuchar lo que no se dice”.
¡Hasta la próxima!
Agostina Fasanella
Coach Personal y de negocios.
Liderarte Consultora
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