Los riesgos de generalizar

El problema es la generalización.

La generalización mata el espíritu de discernimiento y vulnera la capacidad de razonar para obrar con efectividad en las situaciones cotidianas.

Ese es el problema. Y ese es el peligro.

Cuando alguien se lleva una síntesis de otro y la despliega con confianza en la vida, corre riesgo.

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¿Qué riesgo?

El de pisar en falso y esguinzarse el tobillo. O quebrarse la pierna si el despropósito es mayor. Más elocuente e irreversible.

Por eso es preciso andar con cuidado, fijarse bien dónde uno camina y los bastones que va a agarrar para movilizarse.

Si uno se confía, llevándose el concepto que no elaboró, asume innecesariamente el peligro y lo espera pronto la equivocación. Continuar leyendo

¿Cómo resolver los ruidos molestos?

Ustedes podrían decir que soy quisquilloso y que el problema me incumbe sólo a mí. Porque nadie tiene una vecina inquieta que se pasea con tacos en el departamento de arriba. Y varios no registran los  pitidos innecesarios y perturbadores de las cocheras.

Mentira.

Somos muchos.

Muchísimos.

Los que nos sentimos perjudicados por los ruidos molestos en la querida Ciudad de Buenos Aires.

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Incluso Ernesto Sabato supo registrar en sus libros este aspecto dañino y perjudicial del ruido en la ciudad, que deteriora la calidad de vida de sus habitantes. “¿Cómo hace el ser humano para soportar el aumento de decibeles en que vive?”, se preguntaba el genial escritor en su libro “La Resistencia”, refiriéndose a la ciudad de Buenos Aires. Continuar leyendo

¿Por qué enojarse con quien piensa diferente?

En el primer grado del colegio primario nos lo deberían haber enseñado.

Pero evidentemente no lo hicieron.

Por lo menos en numerosos colegios de la Argentina. A juzgar por lo que se ve en los medios y en distintas situaciones cotidianas.

chicos hablandoOpinar distinto al interlocutor de turno parecería ser hoy una acción de riesgo. Más peligrosa que un salto mortal o un acto de equilibrismo sin red.

Quizás eso es lo que habilita la destreza de la antelación.

¿Qué antelación?

La suposición de que una opinión discordante podría desatar la furia del interlocutor. Y el acto consecuente que a veces se adopta para preservarse. Continuar leyendo

La retribución

Mi hermana, la más religiosa, me dijo que lo leyó.

Lo leyó porque se lo habían comentado.

—¿Y por qué no me pusiste me gusta? —me quejo.

—¿Cómo sabés?

—No sé, pero supongo.

me-gusta—Pasa que no estoy de acuerdo con todo lo que decís. Y poner me gusta sería como pensar igual. Me resultan entretenidos y me hacen reflexionar pero yo no pienso como vos.

—No es así —atino a decir—. Si los lees enteros tendrías que poner me gusta. Sería como una retribución.

Me mira extrañada y enfatiza que los otros pensarían que al darle me gusta le da crédito a lo que digo. Comparte lo que digo. Continuar leyendo

El problema de la identidad

La gente no defiende tanto las ideas, defiende la identidad.

Sospecho que es así desde hace un buen tiempo. Y desde entonces me he dedicado a corroborarlo.

A ver si en efecto la hipótesis es razonable o bien se reduce a una suposición borrachesca que no se corresponde con la realidad.

Y, aunque no voy a asentar tesis, me permito por lo menos compartir la inquietud. Quizás alguien quiera hacer estudios de casos, profundizar en la materia y arribar a conclusiones más respetables.

contradiccionPara quienes necesitan la validación. La certificación que indica que las cosas son así. De tal o cual manera.

Para quedarse tranquilos.

Aunque, por supuesto, nunca es posible arribar a determinaciones tan pretenciosas. Más allá del ímpetu, la convicción o impecabilidad de las metodologías.

Quizás apenas podemos aspirar a inquietarnos un poco y superar con mayor o menor suerte algunas suposiciones. Continuar leyendo

¿Son importantes los juicios ajenos?

Hace años sabemos que el juicio que alguien emite habla más de quien lo pronuncia que de lo enjuiciado. Es decir, que la valoración personal que una persona realiza revela su forma de mirar el mundo.

Esta perspectiva invita a pensar sobre la irrelevancia que puede tener la palabra ajena sobre la acción propia.

Algo que no es menor.

¿Por qué?

Porque aporta tranquilidad para que la persona obre de acuerdo a sus íntimas convicciones. Y se permita ser quien realmente es.

A riesgo de ser enjuiciado.

apuntar con el dedoSiempre habrá alguien dispuesto a observarlo todo, analizar lo contemplado, alzar el dedo.

Y decretar veredicto.

Es, justo ahí, donde se delata la persona. Porque denuncia su mirada del mundo. Continuar leyendo

¿Conviene contar los sueños?

La verdad que debería contar el sueño. Esta vez tendría que abrir la boca y contarlo todo. El tema.

El problema.

Es que mi hermana podría enojarse u ofenderse. O ambas cosas. Con un fundamento que bien resultaría razonable para su enojo, porque sería consecuente con sus creencias y principios.

llaveB¿Y por qué le tengo miedo a mi hermana?, podrían preguntarse ustedes. O, en verdad, me pregunto.

Yo creo que es por su estricta convicción religiosa. Su disciplina a las normas eclesiásticas y su apoyo incondicional a las disposiciones de la iglesia Católica Apostólica Romana. Apoyo que no se reduce a la normativa que proviene de la Santa Sede, sino que se extiende a las ocurrencias locales del cura del pueblo, que en sus sermones nos ofrece una clara, nítida y única visión de la vida, del ser humano y del mundo, que es la adecuada e irrenunciable para llegar al paraíso y vivir la eternidad como Dios manda. Continuar leyendo

La comparación

Uno no puede ver lo que elige el otro. Demasiado tiene con ver lo que elige para sí mismo.

Aunque el tema, claro, es la confusión. Uno elige en función de sus intereses, de sus motivaciones. Y también con la percepción de lo que elige el vecino. De ahí que si cambia el auto o se va de viaje a la montaña, la playa o donde sea, no es una información menor.

Hay que observarlo bien.

Indagarlo.

Por algo decidió tal o cual cosa. Podría ser una síntesis adecuada y perfecta.

¿No?

mirarEso es lo que hacen muchos. Descentran su vida de sí mismos y la centran en la vida del vecino. Y por qué el vecino hizo esto o aquello. Por qué se fue de vacaciones para aquel lugar. Quizás a mí –o a nosotros- nos gustaría hacer lo mismo. Ir a donde va el vecino o adquirir las cosas que compra.

Aunque tal vez no deberíamos comprar un taladro. Pero en el fragor de la confusión uno se encuentra muchas veces en un lugar que en verdad no eligió por sí mismo, con objetos que no eran propios de sus auténticos intereses: bicicletas, relojes…

Quizás hasta cambió el auto. Continuar leyendo

La decisión de abrir la boca

La verdad que abrir la boca no suele resultar fácil, muchas veces implica estar dispuesto a asumir ciertos riesgos.

¿Cuáles?

Bueno, diversos. Como por ejemplo que alguien se enoje porque no le gusta lo que decimos. Algo muy común por estos tiempos. Una persona dice algo, otra que escucha no comparte lo que dice.

Enfatiza lo que dice. Lo cual es peor.

Y genera un enojo limitante y perturbador en el interlocutor. Que inexplicablemente se irrita y suele mostrar el más enérgico de los repudios ante la palabra disidente.

Hasta atreverse a quitar el saludo.

levantar la manoEn ese clima es entendible que mucha gente haya optado por la decisión de evitar abrir la boca y decir lo que piensa. Más aún cuando siente que abrir la boca no le reportaría ningún beneficio y sí muchos dolores de cabeza. Como bien puede observar que les ha ocurrido a quienes decidieron abrirla en determinadas circunstancias. Y recibieron un claro y llamativo ajusticiamiento.

A la vista de todos.

De manera que abrir o cerrar la boca se ha transformado en una decisión estratégica de algunos ciudadanos. Continuar leyendo

Dios en el oráculo

En la antigüedad los griegos iban al oráculo a preguntarle a Dios las más disímiles de las cosas.

Yo estuve, no en Grecia. Pero sí en la Argentina.

Viernes a la noche…

caminoUn señor de no más de cincuenta años se sentó a la mesa para explicarnos cómo eran las cosas. Éramos alrededor de veinte los que asistimos al banquete, todos potenciales interesados en la palabra ajena, y la mayoría fieles creyentes.

Una creencia que se fundaba en el prestigio que había sabido construir el orador. Porque en la antesala del hecho, los relatos sobre su persona entretejieron una trayectoria tan sólida como memorable.

Fue, creo yo, esa precisión para construir relatos convincentes, la que impulsó al orador a ubicarse en un lugar de privilegio. Y la que cautivó la atención de todos. Continuar leyendo