El 9 de diciembre de 2014 el Senado de los Estados Unidos difundió algunas partes de un informe que da cuenta de la aplicación de torturas en las investigaciones posteriores a los ataques terroristas de septiembre de 2001. El reporte, de más de 6000 páginas, y del que se han conocido unas 500, narra crueles y degradantes métodos aplicados sobre 190 detenidos.
La tortura es una de las más incalificables formas de afectar la dignidad de la persona humana. Se trata de procedimientos que violentan tanto la integridad física como psíquica de la persona humana.
Ninguna lógica puede justificar el recurso a la tortura. Algunos pretenden aplicar una ética utilitarista para afirmar que el fin justifica los medios. Pero ningún fin puede justificar que se vulnere la dignidad humana.
La inhumana violencia terrorista, que tanto daño ha hecho en el mundo y continúa haciendo con la persecución de tantos seres humanos, tiene que ser enfrentada con toda la fuerza del derecho y la justicia y nunca con unos procedimientos que engendran más violencia y ofenden la dignidad.
El mundo ha dado notables pasos en favor de una cultura que respete los derechos humanos fundamentales, entre los que ciertamente se encuentran la vida y la integridad personal. Esperamos que estos hechos de tortura nunca más vuelvan a suceder para que se afiance un verdadero camino hacia la paz.