Personalidad: la clave para atraer mujeres

Uno de los errores principales que cometen los hombres al seducir, es creer que en las mujeres los mecanismos de atracción funcionan de la misma forma que en los hombres. Como afirman Rieznik y Tabaschek en su libro El Juego de la Seducciónla dinámica evolutiva de nuestra especie provocó que los hombres experimentemos la atracción por una mujer casi de forma instantánea y observando principalmente las cualidades físicas. En cambio, las mujeres suelen demorar un poco más en su elección y tienden a darle más importancia a la personalidad y al comportamiento de un hombre.

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Esto no quiere decir que los hombres observen solo el físico de una mujer ni que las mujeres no consideren el atractivo físico de un hombre, sino que estos valores juegan papeles diferentes en la seducción. Germán Muhlenberg, autor de Seductor Infalible, guía para desarrollar una personalidad atractiva,  concuerda con esta visión y afirma que buena parte de la confusión de los hombres a la hora del levante es fomentada por los modelos de masculinidad difundidos por la publicidad y las películas comerciales: “se idealiza que los hombres (atractivos) tienen autos de lujo, teléfonos ultra-modernos, ropa cara y perfumes”. En su experiencia como coach comprobó que muchos hombres “exitosos” en esos aspectos encuentran grandes dificultades para relacionarse con las mujeres.

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Muhlenberg explica que los más atractivo en un hombre es su comportamiento e identidad personal. Ante la pregunta de muchos hombres que buscan la frase mágica para la conquista responde que “dedicarse a aprender qué decir y qué hacer para verse más atractivo y sólo con la intención de levantar más, no tiene mucho sentido. Puede funcionar a veces, pero es más un parche que una solución verdadera. Definir y desarrollar nuestra identidad va a determinar finalmente con qué mujeres vamos a estar y qué tipo de relaciones vamos a tener”.

 

Rieznik y Tabaschek, en su manual de seducción – best-seller en países como Argentina, Uruguay y Chile – señalan que “el liderazgo, la protección de los seres queridos y la pre-selección son los elementos más importantes en el atractivo de la personalidad masculina” y aportan también diversas técnicas para utilizar en situaciones de levante. Para Muhlenberg, el estilo de vida, el coraje y las habilidades sociales, son los tres principios de un buen seductor y concluye: “hay hombres que tienen un buen estilo de vida y una habilidad social pasable pero carecen de coraje o valor para relacionarse con las mujeres. En otros casos, vemos hombres con mucho coraje pero poca habilidad social. Los tres elementos están relacionados y deben funcionar en equipo”.

* La editorial Dibuks ofrece en su web la posibiidad de descargar los primeros capítulos de Seductor Infalible de Germán Muhlenberg.

A subir el termostato!!

Llamamos levantar temperatura a hablar sobre sexo de una forma impersonal y relajada. Un hombre de alto valor se refiere a este tema con naturalidad, pues para él es habitual y cotidiano. No parece desesperado por tener relaciones ni falto de información. Tampoco pretende influir directamente en su interlocutor mediante una conversación de índole sexual, salvo que ya se encuentre en la cama , donde es absolutamente normal hablar de sexo intencionadamente. A algunas mujeres podría incluso resultarle extraño no hacerlo.

Entre ellas, hablar de sexo no es tabú. Al menos, no actualmente. Basta con leer cualquier revista o mirar los programas de televisión en los que se conversa abiertamente sobre masturbación femenina, orgasmos, juguetes eróticos y otros asuntos por el estilo. ¿Por qué, entonces, la mayor parte de las mujeres habla tan poco de sexo con los hombres? Sencillamente, es parte de su escudo de protección: temen que, si lo hacen, ellos puedan interpretarlo como una propuesta sexual.

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Sin embargo, al incluir sutilmente el tema en nuestras conversaciones, percibiremos cuán habitual puede ser para una mujer hablar de sexo y eso nos hará sentir más distendidos al incursionar en este tipo de diálogo. Obviamente, debemos ser capaces de diferenciar el efecto que puede tener la pregunta: “¿Podrías explicarme qué es un una zona erógena, por favor?”, de una afirmación como “¡No hay mujer en el mundo que no tenga zonas erógenas!”. Mientras la pregunta nos haría parecer adolescentes inexpertos, la afirmación –sin ser un poema de Shakespeare– implica un conocimiento y una postura que es manifestada estratégicamente con una enunciación impersonal. Nosotros no podemos decirle a ella: “Creo que no tenés zonas erógenas” o “Creés qiNo las tenés porque nunca estuviste conmigo, nena”. En primer lugar, eso bajaría nuestro valor relativo (revelaría desubicación, soberbia y vulgaridad) y además generaría el factor fulana (ver capítulo 13), dos razones de peso para que ella finalice la interacción. Por eso, cuando hablemos de sexo utilizaremos términos genéricos como “las mujeres” y “los hombres”.

Plantear los temas de modo impersonal nos brinda la oportunidad de avanzar con preguntas más arriesgadas, que pueden levantar temperatura, sin dejar a ninguna de las partes en una posición socialmente incómoda y sin que manifestemos un interés excesivo por ella.

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Podemos hablar de posiciones en la cama, tamaños o disfraces, si nosotros lo hacemos en representación de los hombres en general y ellas, en nombre de las mujeres. Es preciso comprender también que hay ciertas cosas que pueden excitar a un hombre, pero no a una mujer. Por ejemplo, tocarse un pecho de forma accidental no es algo especialmente erótico para las mujeres. ¡Ellas no van por ahí rozando sus pezones con ansias de tener un orgasmo en el supermercado! Algo similar ocurre con la depilación. Para una mujer, es un asunto cotidiano. Le dedican horas a esa tarea y, comúnmente, charlan sobre eso con sus amigas. Exceptuando algunos casos muy poco frecuentes, hablarle a una mujer sobre la depilación de su entrepierna puede tener el mismo efecto erótico que discutir marcas de detergentes.

Ahora bien, desde el comienzo del libro hemos resaltado la importancia de no demostrar interés sexual y eso es algo que debemos tener muy presente en las primeras etapas del juego. Pero llegado el momento adecuado, cuando ya se ha generado la atracción suficiente como para seguir avanzando, debemos llevar la interacción hacia ese plano ­con inteligencia. No hacerlo constituiría una falla en nuestro juego y no estaríamos respondiendo en forma correcta a la inversión realizada por la mujer.

 

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* Extracto del libro “El juego de la seducción”, de Rieznik y Tabaschek, adaptado especialmente para INFOBAE.COM con la autorización de la editorial Dibuks . La primera parte del libro puede descargarse gratis en la web de la editorial.

 

Tensión sexual y liderazgo

La tensión sexual es como una banda elástica: si la estiramos demasiado, se rompe; cuando esto ocurre generamos el factor fulana. La mujer se siente mal; nosotros, ansiosos; hay algo en la calibración de la interacción que no resultó bien y ella decide irse a probar a otro lugar, con otro hombre. ¿Qué ocurrió? Habíamos generado atracción suficiente, habíamos levantado temperatura, nuestro valor estaba alto, ella respondía a nuestros test de OB, hicimos la correspondiente escalada en Kino, medimos sus niveles de inversión, la aislamos y, cuando teníamos que besarla… no lo hicimos. La respuesta es simple: demasiada tensión sexual. Tensión sexual que se rompe por no avanzar cuando es necesario hacerlo. Ella se levanta del sofá y se va. Se siente incómoda, ha pasado de sentirse emocionalmente segura a tener una sensación de riesgo. Ya no está excitada sino confusa. Cualquier intento de besarla en ese momento representará un grave error y llevará inevitablemente a un rechazo, ya que hemos cruzado el umbral de confort y alcanzado el punto en donde la interacción comienza una abrupta caída libre hacia su contrario.

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Lo mismo sucede si no generamos tensión sexual. En realidad, nada sucede. Si ella no invierte en la interacción y nosotros no nos dedicamos a generar esa inversión, sentirá que el riesgo que corre es igual a cero. Por lo tanto, preferirá seguir siendo liderada por nosotros pero sin exponerse o tomará la decisión de conducir ella la situación. En algunos casos, dejarse llevar puede resultar tentador pero, como ya demostramos anteriormente, es una pésima decisión en cuanto a seducción se refiere y nos colocará en un punto sin retorno. Una vez que perdemos el liderazgo es prácticamente imposible recuperarlo.

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Si no hay tensión sexual, la banda elástica nunca experimenta la presión del push&pull. Para la mujer, entonces, aislarse con nosotros será un mero acto de comodidad: no experimentará ninguna sensación de vértigo físico ni emocional. Y, si intentamos besarla, se negará por lo antinatural que resultará esa situación (¡y con mucha razón!). De ese modo, aceptará como marco general de la interacción que ambos estamos conociéndonos mejor y que podríamos llegar a ser “buenos amigos”. La falta de tensión sexual es la excavadora con la que se perfora el angustioso pozo de la “zona de amigos”.

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Para un buen seductor, la posibilidad de ser arrastrado a la relación amistosa no existe, a no ser que se la busque intencionalmente. La escalada en Kino y el hecho de levantar temperatura, unidos a la previa generación de atracción y conexión, permiten que ella sepa que seguiremos avanzando. Cuando acepta aislarse con nosotros, ya conoce nuestras intenciones. Con esa perspectiva, si hemos jugado con inteligencia y una mujer rechaza el aislamiento, sabremos rápidamente por qué lo hace. Lo que no ocurrirá jamás es que ella acepte aislarse para meternos en zona de amigos.

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* Extracto del libro “El juego de la seducción”, de Rieznik y Tabaschek, adaptado especialmente para INFOBAE.COM con la autorización de la editorial Dibuks . La primera parte del libro puede descargarse gratis en la web de la editorial.

 

Seducción: “Cumplir las fantasías es posible”

La creencia popular instalada alrededor de la seducción es la de que se trata de un don innato. Suele repetirse que por mucho esfuerzo que algunos dediquen a ello, si no nacieron con esa “magia” lo más seguro es que no logren su objetivo.

Por suerte para muchos, hay quienes piensan lo contrario. Están convencidos de que todos pueden mejorar su capacidad de seducir. Por ello crearon “LevantArt”, una escuela dedicada al estudio y la enseñanza de la seducción. Ha sido tal el éxito de la empresa que sus seminarios ya se imparten en Buenos Aires, Montevideo, Bogotá, Chile y próximamente España. Los talleres constan de clases teóricas y también de salidas prácticas, salen con los clientes a testear sus habilidades en la vida real.

 

Entrevistamos a Martín Rieznik, uno de los creadores de LevantArt. Con 32 años y un currículum un tanto heterogéneo (es mago, actor y realizador audiovisual) cuenta la historia que desde adolescente se interesó por el tema de la seducción científica. Comenzó a estudiar las investigaciones y a los especialistas en la materia hasta que finalmente decidió enseñar lo aprendido a sus amigos. Y resultó. Pronto supo que lo que tenía entre manos era algo demasiado bueno para no difundirlo. Por eso, en el año 2008 –  junto a su socio Mike Tabaschek - fundaron la escuela LevantArt, la primera en Latinoamérica para enseñar esta habilidad. Pero eso no fue todo. Además escribieron el libro “El juego de la seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres” (Dibuks, 2013), que ya es Best Seller en Latinoamérica, tanto en su versión impresa como en e-book.

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“Es falso que la seducción es algo con lo que se nace, no hay nada parecido a un gen de la seducción” explica desde Buenos Aires.  “La seducción es una habilidad, algunos tienen más facilidad que otros, pero todos pueden aprender y mejorar.” agrega.

- ¿Cuánto de marketing y cuánto de verdad en esto de que se puede aprender a seducir?

- Es la pura verdad, todos los hombres pueden aprender seducción. Un relevamiento reciente realizado en Alemania, del cual te puedo pasar una copia[1], demostró que un grupo de hombres que estudiaron la seducción científicamente triplicaron su tasa de efectividad con las mujeres y el 100% de esos hombres declararon que sentían que habían mejorado su habilidad a partir del estudio. Incluso los visitaron un mes después de haber tomado el curso de seducción y estos hombres habían duplicado sus citas!

¿Y cómo saben ustedes qué es lo que funciona?

Está buena la pregunta. Porque nosotros no inventamos un método de seducción de la nada sino que investigamos qué es lo que hacen los hombres cuando son exitosos en la seducción y transmitimos ese conocimiento. Básicamente si todos hacen “x” y les sale bien, hagamos “x”.

- ¿Porqué cree que Ud está en condiciones de enseñar seducción, cuál es su currículum?

Llevamos más de quince años investigando el tema, no hay mucha gente que haya estudiado la seducción como nosotros, ésa es nuestra principal credencial. La otra credencial es el grado de satisfacción de nuestros clientes, tenemos sedes en cuatro países y nunca tuvimos un sólo hombre al que no le guste nuestro curso. Ojo! No inventamos la pólvora tampoco, la seducción se estudia científicamente en todo el mundo hace décadas y en la principales ciudades de EEUU y Europa ya existen escuelas de seducción.

 – ¡Entonces no es un invento argentino!

- Para nada, es una tendencia mundial, por algo nuestro libro fué best-seller el año pasado. De a poco vá cayendo el velo de ignorancia y de tabú que hay alrededor de la seducción, pero sigue siendo un tema incómodo como lo era la educación sexual tiempo atrás. Hace 20 años la educación sexual tuvo que dar una gran batalla por ser aceptada, ahora es el turno de la educación en seducción.

– ¿Cuáles son los principales problemas que tienen los hombres a la hora de seducir?

Hay diferentes tipos de problemas. Está el hombre que es muy tímido y que no se atreve a hablarle a una mujer. También está el estereotipo opuesto, del tipo que va y habla como loco, pero que nunca le resulta efectivo o el caso del eterno amigo involuntario de las mujeres.

– ¿Y cuál es la mayor consulta que les hacen?

–En general el primer momento es en el que más ansiedad se genera: cómo romper el hielo, cómo empezar la interacción con una persona que viste y te gustó. Y ahí el mayor error de los hombres es irse a los extremos: o no hacer nada o ir demasiado rápido, mostrar el interés demasiado pronto.

–¿Nos comportamos diferente los hombres y las mujeres en la seducción?

– Si. Estadísticamente el hombre y la mujer sienten atracción por otras personas, de forma muy diferente. Digamos que la atracción en los hombres suele dispararse en milésimas de segundo, mientras que en la mujer tiende a demorar un poco más. Para que una mujer se sienta atraída por alguien es importante que pueda conocerlo. Si los primeros minutos de charla son interesantes, se puede empezar a sentir atraída. Y es en esa disparidad donde suele haber cortocircuitos.

- ¿eso quiere decir que cuando un hombre ve una mujer puede sentirse atraído al instante, mientras que la mujer necesita charlar un poco?

- ¡Exacto! Obviamente hay excepciones, pero hablamos de una regla general, está muy estudiado. Por eso lo que nosotros más trabajamos es cómo llevar esos primeros 5-10 minutos para que el hombre, que se siente inmediatamente atraído, guarde la paciencia y la inteligencia para generar atracción en ella y recién ahí avanzar.

– Sin embargo muchos hombres inseguros creen que para seducir tienen que hablar de ellos y mostrarse como “exitosos”, lo que muchas veces termina por aburrir a las mujeres.

– Se trata de leer bien la interacción. Si esos 5-10 minutos que yo dije que son necesarios para generar atracción se transforman en una o dos horas, es un embole.  Pero ojo que esto también se aplica en el sentido opuesto: no hablar nada de uno mismo y pretender que ella se sienta atraída es una estupidez. Por eso, creo que se trata de que sepamos entender lo que está ocurriendo en cada interacción.

–¿Entonces qué enseñan en concreto?

– Vemos todo lo que puede pasar desde el primer contacto hombre-mujer, al momento del beso, y hasta que terminen yéndose juntos a la cama. Y damos herramientas para avanzar de etapa en etapa. Nosotros comparamos esto con el deporte.

– Eso suena horrible ¿En qué sentido lo dicen?

– En el sentido de que algunos nacieron con la destreza y algunos no tuvieron esa suerte por lo que tienen que entrenarse para estar a la par. Y otros nacen con la habilidad y además la entrenan, esos son los mejores, “los Messi de la seducción”.

– Muchas feministas los habrán atacado en estos años, ¿cierto?

– La verdad es que la mujer agradece cuando se topa con un hombre que estudió seducción, es un hombre con el que tiene una mucho mejor comunicación que con un cavernícola que nunca se preocupó por entenderlas. Sólo nos atacan hombres inseguros que creen que les estamos diciendo “Vos sos un perdedor, yo te voy a enseñar cómo se hace” y nada más alejado de la realidad. Nosotros no diferenciamos entre “perdedores y ganadores”. Nosotros sólo diferenciamos entre hombres que les gusta aprender cómo ser mejores personas día a día, más atractivas… y otros hombres que creen saberlo todo. Yo prefiero juntarme con la gente del primer bando, sin dudas.

– Los tiempos cambian y se escucha mucho eso de que las mujeres toman la iniciativa. ¿es cierto?

– No, es falso. Por suerte la mujer ha ido ganando libertad con los años, pero ningún hombre te dice “Ayer a la noche me encararon cinco minas”, eso no pasa.

–¿Cuáles son las principales herramientas que uds dan?

–Hay un montón. Pero, a grandes rasgos, que el hombre sea consciente de su rol para avanzar con inteligencia. Hay hombres que sienten mucha ansiedad al comenzar una conversación con una mujer que les interesa y se les enseña cómo cortar con esa ansiedad a la aproximación.

–¿Podría enumerar al menos algunos “infalibles” para seducir?

– Los diré muy por arriba: no demostrar interés sexual inmediato, hacer acercamientos indirectos y mostrarse poco disponible. Por ejemplo, que en vez de acercarse a la mujer que le gusta, se acerque a la amiga. Suele ser estratégicamente mejor. Hay un montón de elementos del lenguaje corporal que tienen que ver con el cómo acercarse, cómo hablar de una forma más atractiva. Otra estrategia que es divertida es la que llamamos “falsa limitación temporal” y consiste en que una vez que el hombre se acerca a la mujer deseada, debe parecer con poco tiempo disponible.

- ¿Por qué?

- Porque los seres humanos valoramos más a algo o a alguien cuando estamos ante el peligro de perderlo.

- Ud habla como si sólo se pudiera seducir a una mujer desconocida… ¿la seducción no puede darse entre personas que ya se conocen?

- La seducción puede darse en cualquier lado y eso es lo lindo. Nosotros para ejemplificar siempre suponemos que acabás de conocer a la mujer porque si la conocés hace quince años hay un montón de factores en juego y no es que no se pueda pero lleva más tiempo analizar qué se puede hacer. En cambio si la conocés hace cinco minutos tódo depende de lo que pase en esos cinco minutos.

– ¿Qué errores puede cometer una mujer cuando la seducen?

–No hay tantos errores de las mujeres en la primer etapa, ahí en un 99 por ciento los que cometen errores son los hombres. Un seductor se perfila como el mejor candidato, el que más chance tiene de ganar, pero la que decide sigue siendo la mujer.

- Si la que elige es la mujer… ¿para qué estudian seducción los hombres?

- Porque ellas no eligen al azar, elijen al más atractivo, al más seductor. Hay quienes dicen que la seducción es un deporte en el que el cazador busca ser atrapado por la presa. Es una linda metáfora. Si las que te gustan no se deciden por vos nunca, ahí es cuando te das cuenta que el problema no es de ellas, que el que puede mejorar para ser elegido sos vos.

- ¿Van a abrir la sucursal para mujeres que quieren seducir hombres?

- No. Nosotros enseñamos lo que estudiamos con pasión durante años, cómo un hombre puede seducir a una mujer.

- ¿No pierden un poco la gracia las mujeres cuando se las estudia como si tuvieran un manual?

- Pensar eso es como pensar que para un psicólogo pierden gracia las personas porque las estudian como si tuvieran  un “manual”. No es así, las ciencias sociales y del comportamiento nos permiten conocernos mejor y soy de los que piensan que el conocimiento nunca puede hacer mal. Al fin y al cabo un seductor no es más que alguien que sabe interpretar qué le pasa al que está enfrente suyo y sabe cómo influenciarlo. Conocer los principios de la seducción me permitió conocer a muchísima gente valiosa y sobre todo me permitió cumplir mis sueños y mis deseos en la vida real.

-¿Algo más que quieras decirle a los hombres que lean esto?.

- Si, justamente eso: que sepan que cumplir las fantasías de uno es posible, que no renuncien a ello, que no tiene nada de malo quererlo y mucho menos hacerlo.  Todo hombre que no se sienta satisfecho en este aspecto de su vida, puede hacer algo para mejorarlo, para mejorarse.

 


[1] Estudio completo: http://www.spiegel.de/media/0,4906,27730,00.pdf

* Los primeros capítulos de “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres” pueden descargarse gratis desde la web de la editorial.

 

Seducción: el secreto guardado en los genes

Supongamos una situación extrema, en la que la población humana se redujera a una isla habitada por un solo hombre y cien mujeres. Con un poco de dedicación, en un año él podría tener cien hijos, y ésta probablemente sería una buena forma de garantizar la continuación de su linaje y la especie. O, quizá, él elegiría entre esas cien mujeres sólo a algunas de ellas. ¿A cuáles? Pareciera que la mejor estrategia consistiría en seleccionar a las más fértiles, las que tuviesen mejor genética, las más lindas, para procrear con ellas una cantidad razonable de hijos. ¿Podría ese hombre elegir a una sola mujer? Claro que sí, pero estaría arriesgando la continuidad de la especie si, por ejemplo, ella resultara no ser fértil o muriese en el intento de reproducirse.

En definitiva, podríamos decir que si se apareara con varias mujeres jóvenes, fértiles y sanas (de alto VR, valor de reproducción), él tendría mayores probabilidades de perpetuar sus genes.

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Pensemos ahora el escenario opuesto e imaginemos a una mujer sola en una isla con cien hombres. Ella podría tener, en condiciones favorables, un solo hijo por año (con muchísima suerte, dos o tres). Teniendo en cuenta esa circunstancia, ¿a qué hombre elegiría para procrear?

Sin duda, en tanto en la otra isla el hombre podía elegir de una sola mirada a varias mujeres con las que tendría buenas chances de reproducirse, esta mujer deberá seleccionar mucho más cuidadosamente. Y parece ser que lo más conveniente sería elegir al hombre con mayor valor de supervivencia, para tener más probabilidades de perpetuar sus genes. Esto, como bien señala Helen Fisher en Anatomía del amor[i], no significa que la estrategia reproductiva de la mujer consista en elegir a un solo hombre. Por el contrario, parece ser mejor que elija al menos tres o cuatro que le garanticen la supervivencia y que incluso tenga capacidad de recambio, en caso de que uno de ellos muera o deje de aportarle su capacidad supervivencia.

Ahora podemos comprender un poco mejor la diferencia entre lo que la mujer pondera en la búsqueda de un compañero sexual y lo que predomina en la elección masculina. La selección natural determinó que los hombres busquen principalmente altos valores de reproducción: mujeres con buena genética, fértiles, lindas, jóvenes, que le garanticen una buena progenie. Los hombres nos sentimos atraídos por este tipo de mujer; es un factor decisivo en nuestras elecciones y, al estar presente en nuestros genes, actúa con una intensidad que usualmente no percibimos de forma consciente.

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En las mujeres, la selección natural ha operado al revés: ellas buscan en los hombres un alto índice de valores de supervivencia y, en un porcentaje mucho menor, ciertos valores de reproducción. Si el hombre tiene una personalidad que transmite alto valor de supervivencia, la mujer se siente atraída. En cambio, la belleza y la juventud ocupan un segundo lugar. Tal como sucede con los hombres, este comportamiento ha sido heredado durante generaciones y posiblemente haya sido incorporado en un plano más inconsciente.

 


[i] Fisher, Helen (1994),  Anatomía del amor, Barcelona, Anagrama.

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* Extracto del libro “El juego de la seducción”, de Rieznik y Tabaschek, adaptado especialmente para INFOBAE.COM con la autorización de la editorial Dibuks . La primera parte del libro puede descargarse gratis en la web de la editorial.

¿ Es posible aprender seducir?

Desarrollar una habilidad requiere dedicar cierta cantidad de horas a su práctica. Es probable que a lo largo de ese proceso se modifiquen muchas creencias obsoletas con respecto a la relación entre hombres y mujeres. No existen mágicas líneas de diálogo ni frases ingeniosas que hagan que una de ellas se sienta atraída instantáneamente, pero hay ciertos tipos de personalidad que uno puede desarrollar y estrategias sociales que uno puede aprender. Analizaremos en detalle las situaciones concretas que atraen a las mujeres y brindaremos respuestas adaptadas a las necesidades particulares de cada circunstancia.

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A miles de hombres les ha pasado lo mismo con las técnicas que enseñamos. Sin embargo, en mucho menos tiempo del que imaginaron, pudieron empezar a disfrutar de sus interacciones y a gozar de los beneficios de este conocimiento. Ellos adquirieron una habilidad que, como andar en bicicleta, una vez aprendida, los acompaña cada día de sus vidas. Incluso han podido enseñársela a otros: hijos, amigos o a quien quisieron ayudar a ser felices.

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El techo se lo pone uno mismo. Hay quienes aprenden esta habilidad para recuperar a su ex novia, pero están con tantas mujeres en el camino hacia ese objetivo que terminan olvidándola. Y hay quienes buscan tener sexo con cientos de mujeres, pero se enamoran de la tercera que conocen. La seducción no es una ciencia exacta pero, con seguridad, quien posee esta habilidad logra desarrollar una vida llena de opciones. Toda mujer representa una oportunidad placentera de aplicar lo aprendido.

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* Extracto del libro “El juego de la seducción”, de Rieznik y Tabaschek, adaptado especialmente para INFOBAE.COM con la autorización de la editorial Dibuks . La primera parte del libro puede descargarse gratis en la web de la editorial.

Seducción: lo que nunca nos enseñaron

 

Nunca nadie nos enseñó esto. Somos hombres y se supone que de algún modo nos hemos podido arreglar después de tantas generaciones. De hecho, ninguno de nuestros ancestros murió virgen. Por lo menos en una ocasión, ellos lograron descifrar el entramado de códigos que permite generar atracción en una mujer. Ya sea para pasar el rato, compartir proyectos de vida, disfrutar del sexo, amar o dejar progenie, seducir nunca fue un acto recreativo, sino más bien una necesidad trascendental. Los genes de aquellos que no fueron capaces de seducir a una mujer se extinguieron de la faz de la tierra.

La sociedad da por supuesto que todos, en algún momento de nuestras vidas, lograremos atraer a la mujer que queramos y alcanzaremos el aclamado final feliz. Hollywood dictamina que vivir es algo así como una historia romántica, en donde el protagonista, bastante torpe en un principio –para generar empatía en nosotros– logrará conquistar a la mujer más hermosa y, de paso, descubrirá también unos superpoderes secretos que lo convertirán en la última versión de El Héroe.

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¿Qué pasaría si esto no fuera así? ¿Qué sucedería si este final feliz nunca llegara? ¿Qué ocurriría si las mujeres que anhelamos para ese happy end no se sintieran seducidas a causa de nuestra falta de habilidad? No hay respuestas para esto. Al menos, no existe ninguna socialmente aceptada aún. Es así como pasamos nuestra adolescencia y juventud aprendiendo a fuerza de voluntad, prueba y error. Improvisando, golpeándonos una y otra vez contra la misma pared. Vivimos mirando mujeres, deseando tenerlas, queriendo que formen parte de nuestro estilo de vida; soñamos con lujuria, jacuzzis, yates y tríos. Pero todo eso parecería estar reservado a los campeones del mundo o a las estrellas famosas de la TV. De a poco, nos damos cuenta de que los sueños son sólo eso y de que son pocos los hombres que llegan a colmar sus aspiraciones de éxito con las mujeres. Nos resignamos a no ser Brad Pitt, pero a un precio muy alto. Podríamos decir que prácticamente todos los hombres desearían mejorar su capacidad de seducción si se les ofreciera la oportunidad de hacerlo. El punto es que, hasta ahora, nadie lo ha hecho. Nadie ofreció una respuesta real a quienes querían una guía para perfeccionarse. Hasta ahora, la mejor respuesta ha sido la resignación. El conformismo.

No siempre fue así, pero hoy la seducción parece ser el nuevo tabú. Uno cool, posmoderno, de los pocos que quedan. La monogamia obligatoria del “hasta que la muerte nos separe” se extinguió. Tener relaciones antes del matrimonio ya no es un pecado. Los derechos de los homosexuales –incluso los de casarse y tener hijos– comienzan a ser una realidad cotidiana en muchos países. La educación sexual aspira a ser un estándar. Y sin embargo, algo no encaja, pues la única educación sexual que hemos tenido a lo largo de nuestros primeros años consistió en una patética demostración de cómo colocarse un preservativo sin que se rompa. Y no es que sea un dato inútil, pero es la única información que nos han dado acerca de cómo relacionarse entre hombres y mujeres. Ésta es la prueba fehaciente de que la seducción sigue siendo un tabú. Convivimos en silencio con esta realidad y con la cantidad de prejuicios que giran a su alrededor. Sigue siendo más fácil hablar de preservativos, de zonas erógenas o de telenovelas. La desinformación acerca de la seducción es la regla.

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Hemos logrado tener un gran control en casi todas las facetas de nuestra vida y, sin embargo, hay una en la que siempre nos hemos movido a ciegas. Guiados por cierta intuición, como principiantes, comenzamos de cero una y otra vez ante cada intento fallido o ciclo cumplido. Por rachas, como quien diría. Nunca satisfechos del todo con nuestra vida sexual, querríamos tener más cantidad pero también más calidad. Desearíamos poder elegir con quién estar; contar con la habilidad de ser ese hombre por el que todas suspiran. Seducir es, por definición, una necesidad: una sensación de carencia unida al deseo de satisfacerla. Sin embargo, nos han hecho creer lo contrario. Nos han dicho que la seducción es un lujo que sólo está al alcance de unos pocos iluminados; el patrimonio exclusivo de los hedonistas.

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Nosotros, en cambio, creemos que seducir es una necesidad básica. Sabemos que un hombre no puede sentirse exitoso en la vida si no lo es con las mujeres. Y esto también vale en sentido contrario: cuando un hombre se sabe exitoso con las mujeres, despliega sus alas para lograr su máximo potencial en los demás aspectos de su vida. Todos nacemos con ese derecho. No hay razón para negarle esta posibilidad a nadie. No hay razón para negárnosla a nosotros mismos.

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* Extracto del libro “El juego de la seducción”, de Rieznik y Tabaschek, adaptado especialmente para INFOBAE.COM con la autorización de la editorial Dibuks . La primera parte del libro puede descargarse gratis en la web de la editorial.

 

10 formas de superar el miedo al rechazo

Al momento de encarar, ya sea en un bar, en la calle o en cualquier club nocturno, muchos se encuentran con una sensación paralizante de ansiedad o miedo al rechazo. Es lo que  en la ciencia de la seducción se conoce comúnmente como ansiedad a la aproximación. En el artículo de hoy compartimos diez formas de superar ese estado y avanzar en la conquista con más fluidez.

1. No fichar.

No mirar mujeres, no establecer contacto visual antes de abrir un set.

2. Aplicar la regla de los tres segundos.

No dejar pasar un lapso mayor desde que ella nos mira o nosotros la vemos hasta que abrimos su set.

3. Entrar en state.

Ponerse lo más rápido posible en estado hablador en el venue. No dejar pasar más de tres segundos desde la entrada a una locación nueva y el momento de la interacción con alguien.

4. Implementar los tres sets de precalentamiento.

Utilizar tres sets fáciles para entrar en calor sin que importe el resultado obtenido.

5. Alcohol y otras hierbas.

El alcohol desinhibe, pero también destruye nuestro lenguaje corporal y verbalización. Es necesario usarlo con moderación, al igual que otras hierbas.

6. Ser con la circunstancia

Dejar de lado tanta información acumulada y utilizar cualquier objeto o un rollplay circunstancial para comenzar una interacción.

7. Abrir con un NEG.

Es fácil generar atracción instantánea utilizando un NEG para abrir una interacción en la que lo primero que obtendremos será un IDI.

8. Basarse en la práctica.

Aprender de los rechazos, de los picos de AA y de los desastres iniciales. Son pasos fundamentales para estar un poco más cerca de la perfección.

9. Sonreír.

Si el cuerpo se siente bien, todos los movimientos serán relajado. La sonrisa contribuye notablemente a entrar en state.

10. Entender que nada es realmente tan importante.

De nada sirve dar importancia a pequeñas “caídas” o rechazos. Al sentirse perdido, lo mejor es visualizar todo como un juego y empezar de nuevo.

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* Extracto del libro “El juego de la seducción”, de Rieznik y Tabaschek, adaptado especialmente para INFOBAE.COM con la autorización de la editorial Dibuks . La primera parte del libro puede descargarse gratis en la web de la editorial.

Seducir por teléfono: el llamado infalible

El encuentro de dos personalidades es como el contacto de dos sustancias químicas; si se produce alguna reacción, ambas se transforman.

Carl Jung

Perfecto, ya tenemos su número de teléfono… ¿Y ahora?

Muchos hombres llegan hasta aquí con entusiasmo pero luego no logran concretar nada y caen en una gran desilusión. Esto se debe, en gran parte, a que se concentraron en obtener el número de teléfono de una mujer y no en seducirla. El error de juego es previo a la llamada. En esos casos, decimos que es un cierre de teléfono poco sólido. Éste puede ocurrir, por ejemplo, si se hace el intercambio de números sin haberla aislado antes, es decir, sin haber logrado un momento de intimidad a solas. De ese modo, para ella seremos apenas alguien que le pidió su número de teléfono: no se sentirá atraída por nosotros.

Dibujo del artista chileno-ecuatoriano Alberto Mont **

Dibujo del artista chileno-ecuatoriano Alberto Mont **

Antes de llamarla

Es muy probable que sintamos ansiedad antes de llamarla y eso se percibe al otro lado del teléfono. Afortunadamente, hay maneras simples de lidiar con eso y son muy parecidas a las que utilizamos contra la ansiedad al aproximarnos. Veamos algunos puntos a tener en cuenta antes de levantar el teléfono:

- En primer lugar, precalentemos. Conviene que hagamos un par de llamados previos a gente con la que nos sintamos cómodos hablando. Conversemos de cualquier cosa, sólo para relajarnos y ponernos en estado conversador. Si tenemos una amiga o pariente mujer, mejor, así, ya habremos tratado una voz femenina con confianza.

- Luego, aplicamos la regla de los tres segundos y, apenas finalizada la última comunicación de precalentamiento, la llamamos a ella sin dejar que transcurra un tiempo que pueda generarnos ansiedad.

- ¡Sonriámosle al teléfono! Cualquier buen vendedor telefónico lo hace. Esto se percibe del otro lado, aunque sea sutilmente.

- El contexto debe ser adecuado. Si la llamamos encerrados en nuestro cuarto, con la luz apagada y mientras navegamos por páginas porno en la PC, seguramente no tendremos mucha suerte. Debemos llamarla en un contexto que nos mantenga con la energía alta y sin tensión. Muchos Avens prefieren realizar este llamado a la luz del día; a otros les gusta hacerlo desde una reunión con amigos, con música y charlas de fondo u otras variantes. En definitiva, llamémosla desde un lugar que nos permita pensar en otra cosa que no sea sólo ella y desde donde se oiga algo de fondo.

La primera llamada

Muy bien, hicimos los llamados de precalentamiento, estamos cómodos y la llamamos. Es recomendable que las primeras palabras hagan referencia al momento o la situación en que la conocimos. Lo que buscamos es que ella, apenas escuche nuestra voz, experimente el mismo estado emocional que vivió cuando nos vimos. Por ejemplo, si le pusimos un apodo, la llamaremos de esa forma. Si ella nos inventó un sobrenombre divertido, lo utilizaremos para decirle quién la está llamando. En síntesis, para saludarla nos valdremos de algo que le recuerde el momento que pasamos juntos.

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Así, la conversación se iniciará con algo divertido y no tendremos que recordarle quién llama. Además, de algún modo, retomaremos la interacción en un punto más avanzado y le daremos una pausa agradable en su rutina diaria, transportándola mentalmente a las circunstancias en que nos conocimos.

Después del saludo original y de contar algo sobre nosotros, continuaremos naturalmente preguntándole cómo está y podremos relajarnos, ya que a la mayor parte de las mujeres les encanta hablar. Si sabemos algo más de ella (como un proyecto con el que estaba entusiasmada o un sobrino que acaba de nacer) podemos preguntarle por eso.

 

Muchos seductores exitosos suelen terminar así su primer llamado, sin siquiera plantear una cita. Luego de preguntarle algo, cortan utilizando la FLT.

Un primer llamado así tiene la ventaja de ser diferente de los que ella está acostumbrada a recibir. La mayor parte de los hombres que le pidieron su teléfono la llamaron para invitarla a salir inmediatamente. Al no hacerlo, la desconcertamos e impulsamos que sea ella quien desee nuestra invitación. Es probable que piense: “Que raro. ¿Por qué no me invitó a salir? ¿Será que no le gusté? ¡Quiero que me invite!”

La otra ventaja de una llamada de este tipo es que a nosotros nos relajará saber que no buscamos concretar una cita y sólo vamos a hablar con ella.

Resumiendo:

Saludo de complicidad + FLT + DAV + “¿Cómo estás?” + Despedida

Pero si realmente sentimos que lograremos concertar la cita en la primera llamada, nos convendrá plantear directamente alguno de los dos tipos de llamada que proponemos a continuación.

 

- La llamada para cita indirecta consiste en invitar a la mujer a un lugar al que igualmente iríamos aunque ella no viniera. Puede ser una fiesta, un recital, una obra de teatro, un museo o lo que se adapte a nuestros gustos personales. La idea es que el hecho de que ella no pueda ir no represente un rechazo, puesto que nosotros ya teníamos el programa armado.

La llamada para cita directa del mismo modo pero luego del saludo de complicidad, y siempre que haya habido aislamiento en el encuentro personal (más aún si ya nos besamos), recomendamos ser directos en el planteamiento del encuentro. Bastará un simple y claro: “Quiero verte, ¿cuándo podés?”. No nos ahoguemos en un vaso de agua, porque si ella tiene interés en nosotros, dar muchas vueltas puede hacer que lo pierda. Si una mujer se siente atraída, desea generar lo mismo del otro lado; si no, está perdiendo el tiempo. Y ella apreciará que seamos seguros y planteemos con claridad lo que sentimos: “Quiero verte, ¿cuándo podés?”. Le dejamos la posibilidad de elegir el momento a ella y, de ese modo, evitamos proponer un día en que ella no pueda y entonces tener que revisar uno a uno los días de la semana. Si el día que sugiere no es conveniente para nosotros, le decimos que no podemos. Nosotros decimos que no podemos, no ella. Y si ambos coincidimos en el mismo día, perfecto.

EL juego de la Seduccion WEB

* Extracto del libro “El juego de la seducción”, de Rieznik y Tabaschek, adaptado especialmente para INFOBAE.COM con la autorización de la editorial Dibuks . La primera parte del libro puede descargarse gratis en la web de la editorial.

El poder de la sonrisa en la seducción

Un estudio de la Universidad de St. Louis, conducido por la doctora en psicología Mónica Moore, confirma una vez más los principios fundamentales que nos enseña la ciencia de la seducción. La Dra. Moore dedicó largos meses a observar la interacción de hombres y mujeres en bares, shoppings y clubes nocturnos. Una de sus conclusiones principales del estudio es que en la seducción, gran parte de la comunicación sucede en el plano no verbal. 

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Interpretar las señales

Martín Rieznik y Mike Tabaschek dirigen la academia Levantart, una escuela de seducción para hombres. En su libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres” dedican todo un capítulo al lenguaje corporal y los gestos. No se trata sólo de realizar los gestos correctos sino también de aprender a interpretar las señales del otro: ” Puede que una mujer no nos haya dicho nada, pero haya adoptado un lenguaje corporal positivo en relación con nosotros. Muchos indicadores de ínteres (IDIs) de las mujeres son no verbales: quienes no los nota, desperdicia buenas oportunidades”.

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Transmitir correctamente nuestro deseo

En su manual de seducción, Rieznik y Tabaschek señalan los tres elementos principales que componen la comunicación no verbal: la expresión facial, la mirada y el lenguaje corporal. Sobre la expresión del rostro aconsejan: “No hay razón para no pasarla bien si estamos en una situación social. La sonrisa lo es todo en el lenguaje gestual. Siempre recibiremos mejor atención si sonreímos y nuestro rostro transmite alegría”.

En cuanto a la mirada, recomiendan no fichar. Reservar el contacto visual directo para el inicio de la comunicación. Si el acercamiento se dirige a un grupo de personas, se debe integrar a todo el grupo con la mirada desde el primer momento. Los autores aseguran que para tener éxito en seducir a una mujer muchas veces debemos ganarnos la confianza de su grupo y no intentar apartarla desde el principio. Tanto en la conversación como en la mirada, se debe alternar entre todos los integrantes.

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En el lenguaje corporal, el elemento principal a considerar es si es “abierto” o “cerrado”. Todos los cruces, sean de brazos o piernas, suelen transmitir un lenguaje corporal cerrado. La ciencia de la seducción afirma que son acciones instintivas asociadas a la defensa y protección de los órganos vitales. Por eso, si uno quiere transmitir confianza y atracción, aconsejan evitar los brazos cruzados en el ámbito de la seducción.

Como conclusión general: “Recordemos que el lenguaje no verbal representa el 80% de nuestra comunicación. Un buen dominio del lenguaje corporal será siempre más efectivo que cualquier expresión enunciada, aunque se trate de la frase más ingeniosa que se nos pueda ocurrir”.

EL juego de la Seduccion WEB

*“El juego de la seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres” (Dibuks, 2013) . La primera parte del libro puede descargarse gratis en la web de la editorial.