Alimentación Macrobiótica

#Nutrición
Por: Dana Sobol

La alimentación  macrobiótica está basada en un conjunto de normas y principios orientados a perseguir una vida saludable y duradera.

Fue el japonés Georges Ohsawa , quien en 1957 dio a conocer al mundo occidental esta teoría.

La alimentación macrobiótica está basada en la medicina china y el budismo Zen, donde salud es sinónimo del equilibrio entre los principios Yin (femenino: frío y oscuro) y yang (masculino: caliente y luminoso), los cuales están presentes en toda la naturaleza.

El aspecto positivo de este tipo de alimentación es que induce un concepto de alimentación saludable, integrando cuerpo, mente y espíritu.

La ausencia de enfermedad existe cuando estos dos principios (Yin y yang) se encuentran en equilibrio, y se logra dicho equilibrio mediante una alimentación ordenada, que dicho orden interno posibilita una serenidad espiritual.

Esta teoría establece una dependencia y relación absoluta entre el estado de ánimo y la alimentación.

Sus seguidores aseguran que el principal factor para combatir cualquier enfermedad es la alimentación que nutre al organismo y mente, ya que consideran inútil recurrir a antídoto, sea alopático, homeopático o naturista, si no se dejan de consumir “venenos” (grasas saturadas, gran cantidad de azúcar, harinas refinadas, sal, tabaco, alcohol y drogas).

Por lo anterior, se estipula que la macrobiótica se practica a partir de disciplina que tiene como objetivo proporcionar los medios para liberarse de malos hábitos, vicios y condicionamientos alimentarios impuestos por una sociedad altamente consumista.

Asimismo, de acuerdo con los fundamentos de este tipo de alimentación es necesario estar en armonía con la naturaleza, por lo que la elección de los alimentos debe realizarse en función de cada estación del año, clima y estado de salud.

La dieta macrobiótica se basa, principalmente, en la ingesta de cereales integrales, como arroz, cebada, maíz y trigo, los cuales se pueden comer hervidos, rehogados, en sopa, tartas o croquetas. También es fundamental agregar a la dieta frutas y verduras de estación.

Un plato balanceado de cereales y de proteínas de origen animal y vegetal, se aconseja combinar los alimentos antes citados con carne magra (sin grasa) de vacuno, así como pollo y pescado sin piel.

Asimismo, dicho régimen recomienda disminuir la ingesta de productos lácteos, los cuales deberán sustituirse por vegetales de hoja verde y algas ya que contienen gran cantidad de vitaminas A y C, calcio, potasio, ácido fólico y hierro, lo que evita la deficiencia de nutrientes.

Características de la Dietética macrobiótica:

Los cereales integrales son el 50 % del total de los alimentos diarios: arroz, mijo, trigo, avena, cebada, cuscus, centeno, trigo sarraceno y maíz.

Las hortalizas y vegetales cocidos abarcan el 25 % de la ingesta diaria.

Se toman una o dos tazas de sopa al día ya sea de miso o tamari shoyu o salsa de soja, a las cuales se le añaden normalmente vegetales o algas.

Las legumbres deben consumirse hasta un 15% del total de la comida del día.

Con respecto a las proteínas animales, se permite comer pescado blanco dos veces a la semana, y solo están permitidas las carnes de pollo y pavo de manera excepcional, ante algún compromiso.

Huevos: solo los orgánicos y uno cada diez días.

Frutas: como ideal se debe tomar fruta cocida o seca, a veces frescas, siempre y cuando se goce de buena salud.

Bebidas o líquidos: siempre después de las comidas, pero nunca durante. Se debe beber de a sorbos.

Las más adecuadas son el té de tres años (té Bancha o té kukicha) y el café de cereales. Si se bebe agua, debe de estar preferiblemente tibia.

En la práctica macrobiótica se considera que los alimentos a evitar o a usar muy esporádicamente son: carnes rojas o blancas, huevos, productos lácteos, azúcar, verduras o frutas de origen tropical, café o té negro, alimentos refinados y con química.

 

La alimentación debe verse reflejada por el lugar geográfico y climático en que estamos, se debe adaptar a los diferentes climas y hábitats. Debe también ser tradicional, o sea, debemos escoger un estilo alimenticio que haya sido practicado durante siglos (los cereales, las verduras y las legumbres forman parte de la base alimenticia de la especie humana durante miles de años. Y esos hábitos son los que están siendo alterados en las últimas décadas)

 

Si te decides a probar esta alimentación, es importante hacerte periódicamente un examen médico para tener bajo control tus niveles de hierro y vitamina B12, como también incorporar los nuevos hábitos progresivamente.

En cualquiera de los casos, comenzar a utilizar diariamente cereales integrales, verduras y legumbres en su alimentación, puede contribuir en una mejora de su salud y su calidad de vida.