Por esas vueltas de la historia, nació alemán pero murió francés. Su sepultura está en África, en Gabón, el lugar donde se convirtió en pionero de un camino que, años más tarde, dio nacimiento a mediáticas ONGs. Fue tan exaltado como criticado, al ritmo del espíritu de los tiempos. Una prima suya, fue la madre de Jean-Paul Sartre, pero filosóficamente él estuvo en las antípodas de su ateo sobrino. A 100 años del inicio de su obra en Lambarené, se acaba de publicar una nueva biografía, escrita por un hombre nacido en el pueblo-hospital que él construyó “en el linde de la selva virgen”.