Por lo general, lo difícil es obtener el título de lo que está leyendo la pasajera -en este caso, prosa, pero fotocopiada- y pese a los intentos fue imposible descifrarlo. Sin embargo, en esta ocasión el obstáculo menos pensado fue determinar si se trataba de un lector o una lectora, debido a su androginia. Después de un minucioso examen de su cuerpo y de su ropa determiné que era mujer, y además perturbadoramente bella.
El Círculo
Lectora cosmopolita
Sí, en la vida real también hay chicas que leen la revista Cosmopolitan.
Nunca dejes de mirarla
Descubro en la entrada de Wikipedia que el señor Linwood Barclay es canadiense, escribe en inglés y dos de sus thrillers fueron traducidos al castellano. En las fotos que su agente de prensa ha difundido por ahí, Barclay muestra siempre una amplia sonrisa bajo su pelo blanco. Sus novelas parecen destinadas a permitirle firmar lucrativos contratos con la industria del cine y a hincharse por la humedad de las lecturas playeras. El olor a bronceador y los granitos de arena metiéndose en la juntura de las páginas…
El Síndrome de Stendhal
El turista japonés (ay, las generalizaciones) tiene altas expectativas en cuanto a las maravillas que lo esperan en París. Sin embargo para algunas decenas del millón que visita cada año la capital francesa, el viaje es una pesadilla. El choque por deslumbramiento, estrés, jet-lag, decepción, la grosería parisina, o todo eso junto, da a veces lugar a una enfermedad alucinatoria conocida como el Síndrome de Stendhal. Los japoneses son las víctimas más frecuentes de este mal y son tratados en un servicio especialmente dedicado en los hospitales parisinos o inmediatamente repatriados a su país. Estas chicas se dirigían al Castillo de Versalles.
Diario de un cuerpo
Lamento no haber actualizado más a menudo el blog en los últimos tiempos, pero fue por razones ajenas a mi voluntad. Por algún motivo, las fiestas, los diarios gratuitos, los smartphones y otras distracciones redundaron en una gran disminución de la lectura femenina en los medios de trasporte franceses. Al menos, así lo veo yo.
El regreso del rey
Me preocupa Stephen King (ya sé, no soy nadie para preocuparme por un tipo con su talento y su éxito). Nada que ver con su último “Doctor Sueño”, que retoma “El Resplandor” décadas después con los supervivientes de la primera parte. No sé si lo voy a leer (lo tengo descargado), el tema es que pasé muchas horas con sus novelas y sus adaptaciones, más o menos logradas, pero sobre todo creo que ya tuve mi dosis de flashbacks y niños atormentados por padres alcohólicos y golpeadores, sin contar que mi cabeza mapeó hace rato la geografía de Maine de tanto visitarla en sus relatos. Pero además porque creo que Chuck Palhaniuk, que estuvo tan de moda que ahora está bien visto infravalorarlo, lo ha superado; en terror, en disección de la cultura pop y con una eficacia que impiden volver atrás. Después de Haunted, por ejemplo.
Pero decía que me preocupa Stephen King y es porque empezó a tuitear (@StephenKing). Ahí está, comentado trivialidades, como yo, tal vez ideando “la primera novela tuiteada”, y eso no te va a hacer bien, Steve.
La computadora modificó la manera de escribir. Ya se dijo demasiado del tema (cómo frente a la resistencia del papel ante el lápiz o la máquina de escribir, la fluidez permitía ir demasiado rápido, o dar la sensación de que como se ve bien, está bien, etcétera).
Y también la manera de leer. Hace años vi que venerables críticos literarios confesaban que ya no tenían energías para los mamotretos, que la concentración se hacía cada vez más difícil. Y ahí estaban Harold Bloom y George Steiner desconsolados porque sus mejores alumnos se iban a escribir guiones para series. Y eso era en la época del auge de los blogs, que visto ahora desde Twitter resulta una verborrea anacrónica.
Por ahí anda también Salman Rushdie, y no sólo haciendo las promos de sus libros, sino usando, o mejor dicho gastando una energía que antes se encausaba en textos más elaborados (ensayos, narrativa) y ahora se va todo rápido. Pasar del gran amor al quickie. Parece que de todo esto habla Jonathan Franzen.
Letras persas (Grupo F)
Wikipedia nos informa que el autor es Khaled Hosseini (en persa: خالد حسینی, pronunciado: Jáled Hosseini) (Kabul, 1965) es un escritor en lengua inglesa y médico afgano-estadounidense, que se hizo famoso con sus superventas Cometas en el cielo (2003) y Mil soles espléndidos (2007). Y la verdad es que da ganas de leerlo, aunque más no sea para tener tema de conversación.
Nosotros somos los juguetes
Antes, los chicos se enteraban de qué les había traído Papá Noel el día que abrían los regalos. Ahora, elijen (exigen) a partir del catálogo de la juguetería. Aquí, una madre, supongo, cotejando precios de una cadena de tiendas de juguetes.
La séptima mujer
Esta novela negra ganó el premio Quai des Orfèvres en 2006. Se trata de un galardón designado por un jurado presidido por policías del 36, Quai des Orfèvres, célebre sede de la Prefectura de París.